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Condenan a violador serial a 32 años de cárcel

Rodrigo Marcelo Somoza Ebbeke
El denominado "violador serial del tatuaje chino" fue condenado hoy a 32 años de prisión por haber abusado sexualmente de ocho mujeres en siete hechos cometidos durante 2004 en las localidades de Martínez y Olivos.
Se trata de Rodrigo Marcelo Somoza Ebbeke, un mozo, aprendiz de chef y profesor de música de 30 años, que fue condenado por unanimidad por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de San Isidro.

Este tribunal es el mismo que condenó al viudo Carlos Carrascosa por el encubrimiento del crimen de su esposa María
Marta García Belsunce.

Los jueces Hernán San Martín, Luis Rizzi y Mario Kohan -el ex fiscal que metió preso a Horacio Conzi- consideraron a Somoza Ebbeke autor de los delitos de "abuso sexual agravado con acceso carnal vía oral y por el uso de arma, robo calificado, privación ilegítima de la libertad y exhibiciones obscenas".

Si bien el fiscal del juicio, Carlos Washington Palacios, había solicitado una pena de 45 años, basándose en la ley impulsada por Juan Carlos Blumberg que permite sumar las penas hasta 50 años, el tribunal lo condenó a 32 años.

Somoza Ebbeke no quiso presenciar la lectura del fallo y en la sala estuvo presente una de las víctimas, una estudiante de arquitectura que fue clave para la detención del imputado porque lo reconoció en el bar en el que el condenado trabajaba.

Los siete ataques sexuales ocurrieron entre enero y noviembre de 2004 y en total hubo ocho víctimas de entre 20 y 28 años, ya que en el último caso fueron abusadas dos chicas en forma simultánea.

El 1 de abril de 2005, Somoza Ebbeke fue detenido luego de que la primera de sus víctimas lo reconoció y le vio el tatuaje chino cuando le sirvió un café en el bar "Gluck" de Martínez, donde trabajaba como mozo.

El mozo tiene dos tatuajes con símbolos chinos en la mano izquierda: uno entre el pulgar y el índice y otro en el anverso de la muñeca.

Esos tatuajes fueron reconocidos por todas las víctimas y fue el hilo conductor que le permitió saber a los investigadores -la fiscal de San Isidro Bibiana Santella y el capitán Héctor Menéndez- que se trataba del mismo violador en todos los casos.

En ninguno de los hechos hubo penetración, ya que la modalidad de este violador era obligar a sus víctimas a realizarle sexo oral o masturbarlo, aunque la Justicia en estos casos considera que una "felatio" también es un abuso sexual con acceso carnal.

Para la detención de Somoza Ebbeke y su eventual condena fueron clave diversos aportes de sus víctimas, ya que una lo reconoció en el café donde trabajaba como mozo, otra recordó el número de patente de su auto, una tercera aportó la prueba trascendental de un pañuelo descartable con su semen y una cuarta un pantalón también manchado con semen.

El violador siempre actuaba de la misma manera: buscaba a sus víctimas en las inmediaciones de los boliches de la zona, las amenazaba con un arma y las obligaba a subir a un auto -primero un Fiat 128 Super Europa marrón metalizado y después un Volkswagen Senda blanco-, donde abusaba de ellas y a algunas también les robaba.

Al margen de que todas las víctimas lo reconocieron por su rostro o por sus tatuajes las pruebas más contundentes son dos estudios de ADN positivos que determinaron que el patrón genético del imputado es el mismo que el del semen aportado por dos víctimas.

El primero de esos estudios de ADN se hizo con un pañuelo descartable que el abusador empleó para limpiarse su semen tras uno de los ataques.

Ese pañuelo de papel fue arrojado por el violador a la calle sin prever que su víctima luego le indicaría a la policía el lugar exacto donde fue encontrado por los peritos.

El segundo cotejo genético se hizo con un pantalón de corderoy manchado con el semen, cuyo ADN, al igual que en el pañuelo descartable, coincidió con el de Somoza Ebbeke.

El abogado Jorge Hernández, que actuó como representante de la única víctima que se presentó como particular damnificada -la estudiante de arquitectura que reconoció a Somoza Ebbeke en el bar-, se mostró conforme con el fallo.

"Dentro de lo desgraciado de todos estos episodios, podemos decir que se ha hecho justicia. Estoy conforme. A mí me hubiera gustado un poco más, pero creo que 32 años es suficiente", dijo Hernández a la prensa a la salida del TOC 6 de San Isidro.

"La enseñanza para la sociedad es que este tipo de delitos no se denuncian habitualmente porque las mujeres tienen miedo o vergüenza, pero hay que sobreponerse, denunciar y acá vemos los resultados", concluyó

La siguiente es la nómina de los siete abusos sexuales, en las que hubo ocho víctimas, que se le imputan a Rodrigo Somoza Ebbeke, el presunto violador serial del tatuaje chino juzgado por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de San Isidro:

HECHO 1: 2 de enero de 2004, a las 2:40. En Alvear entre Estrada y Ricardo Gutiérrez, de Martínez, partido de San Isidro. Obligó a una chica a masturbarlo. Esta víctima, una estudiante de derecho, fue quien un año después lo identificó en el bar donde Somoza Ebbeke trabajaba como mozo.

HECHO 2: 18 de septiembre de 2004, a las 3:30. En Alberdi y Estrada, de Olivos, partido de Vicente López. Obligó a una chica a masturbarlo y practicarle sexo oral. Esta víctima aportó un pantalón de corderoy manchado con semen cuyo ADN coincidió con el de Somoza Ebbeke.

HECHO 3: 5 de octubre de 2004, a las 18:25. En Pasaje Murillo entre Pueyrredón y Aramburu, de Martínez. Obligó a una chica a que lo mirara mientras él se masturbaba. Esta víctima aportó a los investigadores la numeración de la patente del auto del imputado.

HECHO 4: 17 de octubre de 2004, a las 3:00. En avenida Del Libertador y Aristóbulo del Valle, de Martínez. Obligó a una chica a practicarle sexo oral.

HECHO 5: 1 de noviembre de 2004, a las 0:30. En Perú y avenida Del Libertador, de Martínez. Obligó a otra chica a practicarle sexo oral. La víctima recordó que su violador se limpió el semen con un pañuelo descartable que arrojó por la ventanilla del auto y fue recuperado por la policía. El ADN también coincidió con el de Somoza Ebbeke.

HECHO 6: 7 de noviembre de 2004, a la 1:00. En avenida Santa Fe y Sáenz Valiente, de Martínez. Obligó a una chica a masturbarlo y practicarle sexo oral.

HECHO 7: 21 de noviembre de 2004, a las 4:45. En avenida Del Libertador entre Alberdi y Camacuá, de Olivos, partido de Vicente López. Esta vez capturó a dos chicas que habían salido de bailar del boliche "Sunset". A una la obligó a masturbarlo, a la otra a practicarle sexo oral.

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