Muchos consideran a Elvis Aarón Presley, al cumplirse hoy 30 años de su muerte, como el creador del rockabilly, una fusión de country y blues, aunque a la hora de encontrar a la persona responsable su desarrollo, la mayoría se inclina por Carl Perkins, autor del hit Zapatos de Gamuza Azul.
No solo conquistó la ciudad de Memphis, también lo hizo en algunas regiones en el sur de los Estados Unidos, en 1955. Pero cuando estuvo en manos del Coronel Tom Parker comenzó su despegue al pasar de la compañía Sun Records a RCA. En ésta última grabó Hotel de los corazones rotos con el que consiguió su primer número uno, de los 18 que logró en su carrera en los Estados Unidos. Además, rompió todos los record de venta, alcanzando once veces el número uno de forma consecutiva.
Tras su paso por el servicio militar, en los sesenta su carrera se centró en Hollywood donde se dedicó a filmar 31 películas, en la que todas contaban con una de sus canciones que en seguida eran un éxito masivo como El rock de la cárcel.
Para la década del setenta, Elvis ingresó en un bache creativo agravado por su adicción a las drogas y la reclusión en su mundo de fantasía particular en que se convirtió su mansión de Graceland.
A partir de ese momento, su imagen adquirió un tono claramente excesivo que caracterizó sus últimas apariciones: exagerado tupé, sobrepeso y trajes de cuero blanco con pedrería ajustado al cuerpo.
Tras caer inconsciente en varias ocasiones en el escenario, falleció de un ataque al corazón, a causa de los sus excesos, a los 42 años el 16 de agosto de 1977 en su última morada, en Graceland, Memphis.
A partir de ese instante el mundo se quedó huérfano y cambio de ritmo. Elvis, reverenciado como el Rey del rock and roll, se convirtió en un icono del siglo que pasó y lo sigue siendo en que estamos ya caminando, además es, con su eterna voz, una de las figuras más relevantes de la historia de la música popular. Definitivamente y ya no quedan dudas por despejar: Elvis está vivo.
Luis Viviant
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