El dato anterior provenía de la primera edición de "El cerebro femenino", de Louann Brizendine, quien decidió retirarlo de las ediciones posteriores preocupada porque pudiera ser una invensión sin fundamentos.
Según Matthias R. Mehl, psicólogo de la Universidad de Arizona, este nuevo estudio condena a la creencia como tal y le reserva el lugar de estereotipo, desmintiendo que "el cerebro femenino evolucionó para ser conversador y el cerebro masculino para ser reticente".
Para realizar esta investigación, Mehl equipó a 396 estudiantes -entre los cuales 210 eran de sexo femenino- con grabadores de sonido que se prendían automáticamente cada 12,5 minutos para grabar 30 segundos de conversación. Luego de esta toma de muestras cada palabra proferida por el individuo fue transcrita para elaborar una cuenta que permitió estimar el promedio.