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River y la falta de conducción

River y la falta de conducción
El River de Daniel Passarella exhibió ayer ante Godoy Cruz, en cancha de Vélez, más que nunca la falta de un conductor dentro de la cancha, y encima cayó derrotado sobre la hora.
Al cabo de diecisiete fechas River no sólo nunca dio la sensación de equipo con un patrón de juego determinado, sino que se hizo tan repetido y por lo tanto previsible para los rivales que salvo Gimnasia y Esgrima La Plata, que le "regaló" dos goles, el resto, con poco hizo mucho jugando contra el 'millonario'.

Un error de concepto -River dejó libre a Marcelo Gallardo en diciembre y Passarella confió en Fernando Belluschi para la función de organizador- dejó al equipo sin brújula ya en el verano.

Y aunque los resultados fueron favorables, River mostraba aceleración pero escaso juego. Para colmo Passarella y los dirigentes se desprendieron de Gastón Fernández -demostró en San Lorenzo ser algo más que un jugador de recambio- ante la llegada de Marco Ruben y más tarde Mauro Rosales.

El caso Ariel Ortega no sólo lo privó de un posible jugador distinto, aunque sin mucho resto físico -al menos si mantenía el nivel que exhibió en Newell's- sino que alteró el clima interno con los vaivenes extrafutbolísticos.

Defensivamente, las lesiones de Eduardo Tuzzio -el gran ausente en las derrotas de River, cuatro por el Clausura y dos en la primera fase de la Copa Libertadores- alteraron el sistema por la falta de un tiempista.

Nunca fue igual con Danilo Gerlo y el colombiano Nelson Rivas. Tampoco cuando el "Colorado" Federico Lussenhoff -renovaría contrato- reemplazó al segundo. Y cuando parecía que con Cristian Nasuti mejoraba atrás, el rubio se desgarró en Santa Fe.

Esa tarde, hace tres semanas, River se despidió del Clausura. No sólo no pudo ganarle a Colón -antes de la recuperación con Leonardo Astrada como técnico- sino que perdió a Mauro Rosales y a Nasuti, ambos lesionados.

La variante de la subida de Paulo Ferrari duró un mes y medio. Ya a fines de marzo todos los técnicos rivales le ponían dos peajes al lateral derecho que se destacó en Rosario Central.

Por el otro lado, Cristian Villagra no sorprende en ataque y no marca su zona. ¿Dónde estaba anoche en el minuto 90, cuando el ingresado Nicolás Olmedo definió el partido con un remate cruzado?

En River la mayoría acelera cuando, quizás, deba pensar la jugada y hacer más lenta la salida.

Y en ataque nadie sorprende. No se fabrican claros porque los movimientos son verticales. River no triangula y Ernesto Farías, aislado, no puede ante tanto desconcierto. Daniel Passarella no la tiene sencilla. Para nada.

Y hoy, además, trascendió que un sector de la oposición prepara un informe con la nómina de unos 30 futbolistas adquiridos por River durante la gestión de José María Aguilar -a partir de 2002- que pasaron por el club de Núñez sin ningún suceso.

por José Luis Ponsico

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