La ceremonia de pasaje de poderes siguió un ritual preciso y rígido, pero hubo también momentos personales y más emotivos.
La primera parte estuvo dedicada a la llegada de Sarkozy y el diálogo con el presidente saliente, Jacques Chirac, quien le transmitió las informaciones más reservadas del estado, incluyendo los códigos de uso de las armas nucleares.
Veitiún disparos de salva señalaron el cambio de mando cuando Chirac, de 74 años, se despidió con un apretón de manos en la entrada del Elíseo, antes de caminar solo hacia un auto y dejar el Palacio por última vez tras doce años en el poder.
Sarkozy, con rostro serio, saludó a Chirac y luego ingresó a su nueva casa por los próximos seis años para dar comienzo a la segunda parte de la ceremonia, más formal y más directa al mismo tiempo.
El momento más solemne fue cuando el presidente del Consejo Constitucional, frente a los máximos funcionarios del estado, proclamó los resultados de las elecciones del 6 de mayo y se dirigió a Sarkozy por primera vez llamándolo "señor Presidente", recordándole que desde ese momento representaba a Francia.
Sarkozy tuvo un momento de tensión y emoción, según reflejó la agencia de noticias Ansa, luego habló por primera vez como presidente de los franceses, y aseguró que buscará unir pero también "respetar la palabra dada" y "cumplir los compromisos".
"El pueblo me confirió un mandato y lo cumpliré escrupulosamente", dijo el nuevo mandatario, y agregó que cualquier eventual demora "será fatal", según fue citado por la
agencia DPA.
Chirac pasó a Sarkozy el cetro de la sexta economía del mundo luego de cumplir dos mandatos de mediocres reformas. Los asuntos que exigen atención incluyen el estancamiento de la economía, el desempleo del ocho por ciento y la búsqueda de la identidad y la cohesión de una vieja nación en un mundo rápidamente cambiante.
"El inmovilismo nunca fue tan peligroso para Francia", señaló Sarkozy, al tiempo que prometió revalorizar los valores del "trabajo, esfuerzo y mérito".
Sarkozy, líder del partido Unión por un Movimiento Popular (UMP) y ex ministro del Interior, dijo que la seguridad, el orden, la autoridad y los resultados serán prioridades de su gestión.
Aseguró que trabajará por una Europa que protege, por la unión del Mediterráneo, por el futuro de Africa, por los derechos del hombre y contra el recalentamiento global.
A continuación, el nuevo presidente abrazó y besó a su esposa, Cecilia, quien saludó y conversó con los numerosos invitados (entre 400 y 500), mientras su hijo Louis se entretenía mirando y tocando las condecoraciones que el general Jean-Pierre Kelche se preparaba para entregar al nuevo jefe de Estado.
También estuvieron presentes las dos hijas del primer matrimonio de Cecilia Sarkozy, Judith y Jeanne-Marie, y los hijos nacidos del primer matrimonio de Nicolas Sarkozy, Pierre y Jean.
El nuevo presidente francés recorrió posteriormente la avenida de los Champs-Elysées en París y rindió homenaje al Soldado Desconocido en el Arco del Triunfo.
Tras pasar por la avenida de pie a bordo del automóvil presidencial, entre un notable dispositivo de seguridad, Sarkozy saludó a los representantes de las fuerzas armadas, de los veteranos y de los inválidos de guerra.
Pero Sarkozy se permitió una innovación a la tradición: se detuvo también frente al monumento del Bois de Boulogne que recuerda el sacrificio de 35 jóvenes asesinados por la Gestapo en 1944.
De allí se dirigió al aeropuerto y partió rumbo a Berlín para su primer coloquio internacional como presidente francés, con la canciller alemana Angela Merkel. (Télam)
