En la nota, la familia Testorelli destacó que los ladrones robaron "dinero en efectivo y joyas de incalculable valor afectivo y días después, debido a la intervención policial, se recuperaron 28.500 pesos y 101 dólares en efectivo y joyas pertenecientes a la familia, invalorables desde el punto de vista comercial".
Los propietarios de la famosa joyería destacaron que el monto de lo robado "no se conoce con exactitud, dado que una parte importante estaba formado por objetos con alto valor afectivo, no comercial".
La familia Testorelli agradeció "todas las muestras de solidaridad de autoridades religiosas de todo el país, colegas, parroquianos, clientes, proveedores, familiares, amigos, conocidos y desconocidos que ingresaban a la pagina Web".
El hecho ocurrió el 19 de abril, cuando Glady Testorelli, de 43 años, volvía de la casa de sus padres a bordo de su camioneta Suzuki y en la intersección de la calle Ituzaingó y la avenida Del Libertador de San Isidro fue interceptada por un automóvil Ford k gris.
En el auto se movilizaban varios hombres, dos de los cuales descendieron y, tras amenazarla, hicieron sentar a la mujer en la parte trasera de su camioneta, le sacaron las llaves de la casa de sus padres y huyeron en ese vehículo.
El grupo se dividió en dos, y mientras unos se llevaron a la mujer cautiva hacia la zona oeste del conurbano bonaerense, el otro ingresó a la casa, donde golpearon al joyero y le robaron el dinero y las alhajas.
La joyería de San Isidro fue abierta en 1887, cuando José de Testorelli dejó su Suiza natal para buscar nuevos horizontes en la Argentina y desde entonces se dedica a la relojería, las armas y la óptica y fue la encargada de construir en 1913 un reloj floral que todavía se puede ver en la plaza Mitre de San Isidro.
Actualmente, la firma tiene locales en los centros comerciales Unicenter de Martínez, Alto Palermo y Galerías Pacífico de Capital, Plaza Oeste de Castelar y Paseo del Reloj de Pinamar.