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Tango para la diversidad en Tigre

El 21 de marzo, a partir de las 19.00 hs., la instructora Lorena Romanos dará una clase abierta de danza-tango para la diversidad, en el Club Tigre Juniors (Cazón 646). Expresividad, integración, apertura al otro, confianza en uno mismo y en los otros son los tópicos básicos de esta propuesta. También habrá clases de tango-salón para los adultos que quieran iniciarse en la danza típica de Buenos Aires.
Si se pueden saltar las barreras mentales, entonces las personas con discapacidad y todos aquellos que se encargan de sus cuidados, estarán dispuestos a probar propuestas lúdicas y distintas expresiones del arte que logran cambios sustanciales en sus vidas, pues, sin ser exactamente un tratamiento, actúan como tales, pero alejados de estereotipos y con una gran flexibilidad, por lo cual se asimilan desde la emoción y el afecto, por eso sus resultados son más persistentes.

“El encuentro con el otro y el armado de grupos es la motivación esencial de este taller de danza tango para la diversidad”, expresó Lorena Romanos, la instructora de danza-tango que iniciará esta actividad, en el Club Tigre Juniors, con una clase abierta el 21 de marzo a partir de las 19.00hs.
Jóvenes con síndrome de Down, Asperger, hipoacúsicos o disminuidos visuales tendrán la posibilidad de bailar tango. “Aquí haremos un tango salón sin ningún tipo de excentricidades”, aclaró la profe y agregó: “El tango es una danza terrestre, la pareja se desliza caminando, por algo se habla de la viruta, porque sacaban polvo del suelo”.

En un primer momento de la clase, se toma contacto con la música, el ritmo, el propio cuerpo y el cuerpo de los otros. “Hay que aprender a confiar en el compañero; hay que entenderse con el otro”.

Luego, en la segunda parte se baila. “No importa si uno no sabe la figura, simplemente camina, hace lo que se acuerda. Uno tiene que poder expresarse y después adquirir las figuras, hasta donde se quiera”.

Los participantes aprenderán el paso del tango y las figuras básicas, que “más allá de lo estructurado, también se pueden crear, es decir que siempre se puede bailar creativamente”.

Por supuesto, en este taller no se persigue armar una coreografía, ya que “cada persona tiene su singularidad y lo maravilloso es que pueda expresarla a través del arte”.

A personas con hipoacusia o disminución visual, la danza les permite desarrollar el equilibrio, la coordinación y la postura; también las personas con movilidad reducida pueden atreverse a danzar, pues son muchos los gestos que permiten comunicar emociones.

“La musicoterapia es elemental, por ejemplo, en autistas porque hay un área intacta que tiene que ver con la audición, la sonoridad, el ritmo”.

La música y la danza reducen los niveles de ansiedad y permiten que todas las personas se integren en un espacio de desinhibición y alegría.

Acariciar el piso
También los adultos que quieran milonguear, tendrán su espacio. “La idea es enseñar postura y figuras básicas y aquel que ya sepa algo, podrá avanzar un poco más”.

Lorena aseguró que un zapatito de suela, con un poquito de taco y un poquito de puntita es suficiente para sacar lustre al piso. “Nada de ponerse taco aguja porque las figuras son de piso. El metatarso no puede superar nunca la media punta, o sea un taco de no más de 4 centímetros”. Comodidad, seguridad y elegancia para “acariciar el piso”.

Una de las propuestas de Lorena es bailar en los dos lugares: como hombre y como mujer. “Así se entiende cómo el hombre marca a la mujer, le va dando en la espalda las indicaciones y la mujer está dispuesta a danzar. Hay que aceptar que el tango es machista”.

Por lo tanto, a conseguirse un compañero. “No importa si es más bajo, si son dos mujeres o dos varones. Debe ser un compañero en el cual se pueda confiar, con quien uno se entienda”.

El dos por cuatro ya está sonando y el piso de madera espera las caricias de un mundo diverso y dispuesto al encuentro con el otro.

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