Entre el listado de las “buenas prácticas” figuran la simplificación en el dictado de normas, que “deberán ser simples, claras, precisas y de fácil comprensión”.
Además, propone una “mejora continua de procesos a través de la utilización de las nuevas tecnologías y herramientas informáticas” con el fin de “agilizar procedimientos administrativos, reducir tiempos que afectan a los administrados y eliminar regulaciones cuya aplicación genere costos innecesarios”.
La iniciativa instruye además a los organismos del sector público nacional a incrementar “los mecanismos de participación, intercambio de ideas, consulta, colaboración y de cultura democrática, incorporando las nuevas tecnologías, necesarios para facilitar la comprensión y medir el impacto que traerá aparejado las nuevas regulaciones”.
En ese sentido, según la redacción del decreto, “las regulaciones que se dicten deben partir del principio que reconoce la buena fe del ciudadano, permitiéndole justificar a través de declaraciones juradas situaciones fácticas que deban acreditarse ante los organismos del Sector Público Nacional”.
Otro de los puntos de las buenas prácticas es “implementar todas las herramientas tecnológicas existentes” con el fin de “fomentar la interoperabilidad entre las administraciones públicas provinciales, y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, generando de esta manera un intercambio y colaboración mutua”.
“En la elaboración de las normas regulatorias deberá tenerse en cuenta la posibilidad de incrementar el carácter positivo del silencio de la Administración, en la medida que resulte posible en atención a la naturaleza de las relaciones jurídicas tuteladas por la norma de aplicación, siempre y cuando sea en beneficio del requirente y no se afecten derechos a terceros”, añade el decreto.
Asimismo, se procurará “la incorporación de la medición de los costos-beneficios” a la hora del dictado de nuevas regulaciones y se promoverá “el intercambio de buenas prácticas comunicacionales intra y extra organismos”.
“Resulta necesario establecer las buenas prácticas para la normativa y regulación de la Administración Pública Nacional, sostenidas a través de la simplificación, la mejora continua de procesos internos y reducción de cargas a los administrados”, agrega el decreto entre sus considerandos.