Según este relevamiento, seis de cada diez trabajadores consultados destinó apenas un 20% a preparar o colaborar con los gastos de las fiestas, aunque varía de acuerdo al nivel de ingreso.
A menor ingreso hubo una mayor inversión en los montos destinados a las fiestas de fin de año, mientras que la mitad guardó un 40% de lo cobrado para las vacaciones.
En los montos destinados al período de descanso anual, hubo una mayor incidencia en el nivel alto y medio alto y casi nula en el bajo.
“La mitad lo ha utilizado para complementar el deteriorado poder adquisitivo: sumarlo al sueldo ya que no les alcanza, afrontar los gastos realizado con la Tarjeta de Crédito y pagar deudas, sumando lo destinado a estos fines alrededor del 70% de lo cobrado lo utilizan como salvavidas de esta realidad”, señala el estudio.
Según la consultora Ecolatina, la pérdida del poder adquisitivo en 2016 fue de aproximadamente 6%, dado que los sindicatos obtuvieron incrementos salariales en torno del 33%, por debajo del 41,5% de inflación promedio anual.
Sobre la forma de distribución del aguinaldo, la consultora aclaró que “hay notables diferencias por nivel: la tarjeta, más en los niveles medios y medios altos y menos en el bajo (por no estar bancarizados) y la suma al sueldo y afrontar deudas en el nivel medio bajo y bajo”.
Otro destino mencionado fue para arreglar la casa que se dio con más frecuencia en el nivel medio.