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La ficción local salió a jugar fuerte con dos estrenos nocturnos en simultáneo

Tras un 2016 donde las ficciones locales perdieron presencia en las pantallas de aire, anoche Telefe y El Trece coincidieron en lanzar dos tiras nocturnas, “Amar después de amar” y "Quiero vivir a tu lado", respectivamente, que remiten a historias de dos parejas, que prometen tener protagonismo en el inicio de la temporada y que en materia de rating marcó una ajustada victoria de la primera.
“Amar, después de amar” (ADDA), culebrón con tintes de misterio e investigación policial, con su aspecto acaso más innovador en la forma en que la narración va alternando entre dos líneas temporales, anotó 12.3 y, de acuerdo a los datos de Ibope, aventajó por ocho décimas a la comedia romántica programada por El Trece.

La telenovela de la señal de las pelotitas, con guiones de Erika Halvorsen, Gonzalo Demaría, Micaela Libson y Esteban Garrido, presenta la amistad entre dos parejas – la de Raquel (Isabel Macedo) y Damián (Federico Amador) y la de Carolina (Eleonora Wexler) y Santiago (Mariano Martínez) – y la historia de amor prohibido entre dos de ellos.

Para hacerlo, abreva en los aspectos clásicos del género del melodrama: un amor a primera vista que es también un vínculo clandestino, la pasión incontenible y el secreto, un cuadro que se completará, por lo que asomó en el primer episodio, con un villano también de manual, un primo y socio de Damián (Gastón Ricaud) que parece tramar algo a sus espaldas.

Menos convencional es el contacto de la historia con la estructura policial, derivada de un accidente automovilístico del que Damián saldrá en coma y Carolina desaparecida.

La trama de ADDA viaja de forma solvente entre un presente y un pasado tres años atrás, al introducir de manera clara los saltos temporales en la narración, a los que los espectadores argentinos del formato telenovela quizás no estén acostumbrados.

No sólo los sobreimpresos indicadores “presente” y “tres años antes del accidente” dejan claro el tiempo que se cuenta, sino que el recurso se apoya en el tono de las actuaciones y hasta en los registros de color y luces: alegre, luminoso, lleno de posibilidades en el pasado; lúgubre, más oscuro y con el peso de los acontecimientos en el presente.

Los primeros minutos del capítulo inicial muestran el “presente”, cuando Damián y Carolina viajan en un auto que circula de noche por una ruta vacía; con gesto de agobio ella le dice “ya no disfruto de esto, no quiero seguir mintiendo”, en lo que pronto se revela como una relación clandestina.

La referencia al pecado original a partir de la manzana que Carolina lleva entre sus manos, intacta, refuerza el concepto.

Un plano subjetivo desde la cámara de seguridad de un peaje que registra el paso de la pareja le anuncia al espectador que algo ocurrirá y le abre la puerta a la faceta de la investigación policial, que más adelante deberá determinar si el evento motivador de la historia es accidental o si en realidad se trató de un ataque criminal.

Es que momentos más tarde un accidente de origen poco claro dispara un suceso de acontecimientos que finalizan con Carolina desaparecida y con Damián en coma luego de volcar con un auto ajeno, mientras aparentemente escapaba de un perseguidor.

A partir de entonces el salto temporal tres años atrás muestra el origen de la relación clandestina, cuando en un encuentro casual de los mismos personajes en un mercado de frutas los une una mirada, una conversación banal y un coqueteo.

La escena no prospera, pero ambos vuelven a encontrarse en la escuela de sus hijos adolescentes y con sus respectivas parejas, donde se inicia una amistad que abrirá paso al romance.

En la pantalla del solcito multicolor "Quiero vivir a tu lado" apeló a la probada fórmula de la comedia romántica, que le valió a "Solamente vos" una permanencia en la pantalla chica, esta vez la productora de Adrián Suar y Fernando Blanco optó por transitar una senda no demasiado alejada de aquella que recorrió en 2013, pero con la suficiente astucia para incorporar, por momentos, condimentos distintos.

Con un verdadero seleccionado de actores que encabezan unos desopilantes Florencia Peña y Alberto Ajaka, Paola Krum, Mike Amigorena, Gabriela Toscano, Mario Pasik, Carlos Belloso, Mauricio Dayub, Jimena Baron, Manuela Viale, Darío Barassi y Lizy Tagliani, entre otros, la propuesta acertó en proponer una historia con dosis exactas de humor absurdo y emoción.

Escrita por Leandro Calderone y Carolina Aguirre, el mismo equipo autoral de "Guapas", este primer envío demostró que un buen guión es capaz de lucir una historia con varios relatos que, como piezas de rompecabeza, se encastran en un ritmo que no aburre.

El primer capítulo comienza con una noticia nada esperable y el desequilibrio aparece desde el minuto cero. Es domingo y Verónica (Krum) está en un consultorio donde el médico le informa que padece una lesión en el cerebro, inoperable, y que le restan siete meses de vida.

Entra en shock, llora y recuerda algunos momentos clave de su vida. Se remonta a su infancia: sus padres se divorcian, ella tiene que decidir con quién vivir pero lo hacen por ella; llega su cumpleaños de 15, debe elegir si prefiere el viaje o la fiesta, lo deja librado al azar. Prepara el ingreso a la universidad pero queda embarazada y se siente obligada a abandonar; diez años después, retoma, pero se da cuenta de que va a ser mamá por segunda vez y su proyecto queda nuevamente desplazado.

Sólo basta que Verónica se entere de que tiene las lunas contadas para empezar a permitirse todo lo que no se dejó vivir y decide comenzar por sincerarse con Tomás (Amigorena), mejor amigo de su pareja Alfred (Ajaka) y esposo de Natalia (Peña), que vive del otro lado de la medianera.

Entonces Verónica sale de su casa, cruza el cerco y le confiesa a Tomás que el día en que lo conoció junto a Alfred, ella en realidad estaba interesada en él y no en su actual marido, y que cree que ya es hora de hacer lo que desea.

Pero el vértigo televisivo decidió despejar prontamente pero demasiado tarde el hecho que desató el conflicto y el médico le confiesa a Verónica que sus estudios se habían cruzado con los de otra paciente y que ella no estaba enferma.

Cerca del final del primer capítulo, las dos familias se juntan a almorzar. Eugenio (Mario Pasik), padre de Tomás, llega sin invitación y le hace saber a Alfred que fracasó en todos los negocios que emprendió y da en la mesa la noticia de la renuncia de Tomás a la empresa familiar.

Natalia queda sorprendida y al borde de un ataque de nervios: se imagina sin dinero y asfixiada por deudas secretas y sin pagar que la ludopatía le generó. Pero a Eugenio no le alcanza con la atmósfera tensa que creó y continúa con sus comentarios y ella pierde los estribos, se despacha contra su suegro y él se va de la casa.

Todo vuelve a una aparente normalidad: Alfred brinda porque su mujer no está enferma, por cómo reaccionó Natalia ante su nuero y por la renuncia de Tomás en pos de su felicidad, lejos de la órbita de su padre. De este modo queda configurada la primera entrega de la comedia romántica de Pol-ka. "Dos familias en una y dos parejas en una", concluye Alfred en el almuerzo, mientras levanta la copa y abraza a Tomás.

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