El cuerpo de la víctima, identificada como María Teresa Valente, fue encontrado por una empleada doméstica junto a la piscina de una casa de dos plantas con amplio parque situada en Gobernador Guillermo Udaondo al 3400, de esa localidad de la zona oeste del Gran Buenos Aires.
Cuando la empleada doméstica encontró el cuerpo de la mujer tirado en el borde de la pileta llamó a la hija de la dueña de casa, que vive cerca del lugar.
La hija de la mujer llegó de inmediato e intentó reanimar a su madre, pero la mujer se encontraba desvanecida.
Poco después, alertado por su hija, se hizo presente el marido de la mujer, de quien estaba separado, y tampoco pudo reanimarla.
Luego, arribó una ambulancia y los médicos le realizaron al cuerpo tareas de reanimación, pero la mujer murió en el lugar.
En un primer momento, se pensó que la víctima podía haber fallecido por causas naturales o por un accidente.
Sin embargo, el cadáver fue sometido a una autopsia, donde se concluyó que presentaba signos de asfixia mecánica, además de otras lesiones.
El informe prelimiar de la autopsia determinó que el cuerpo presentaba a la carótida con un desgarro, un edema pulmonar, vestigios en el cerebro y la muerte producida por asfixia.
Según se supo, la mujer había pasado la noche sola, ya que su hijo, el otro habitante de la casa, había estado en la casa de la novia.
La mujer tendría una enfermedad psiquiátrica y estaba bajo tratamiento médico, según trascendió.
La Policía no encontró faltantes, ni accesos violentados en la casa, por lo que las sospechas apuntaban a que el asesino sería conocido de la mujer.
