Los empresarios -tanto productores como importadores y comercializadores- dicen que las grandes cadenas de supermercados están contando con ventajas en los permisos para comprar en el exterior, lo que impacta contra las “jugueterías puras”.
Por ello, pidieron al Gobierno de Mauricio Macri que las empresas jugueteras -que tienen sus negocios direccionados en un ciento por ciento a los juguetes- tengan “más autorizaciones que el resto de los importadores” que tienen en sus góndolas una diversidad de productos.
Durante los tres mandatos kirchneristas, los primeros diez importadores de juguetes fueron cinco supermercados, una empresa de comidas rápidas, una gran tienda, una empresa de golosinas y dos empresas jugueteras puras, dijeron desde AADEJA.
Tradicionalmente, las ventas en el mercado argentino estuvieron divididas entre un 40 por ciento de productos locales y un 60 por ciento importados: en la actualidad, esa proporción es similar, y nueve de cada diez importados es de origen chino.
La industria juguetera local está en etapa de desarrollo y no puede soportar la demanda tanto en términos de cantidad como de originalidad, dijeron desde AADEJA, por lo que estimaron necesaria la importación de juguetes terminados.
Consideraron en ese sentido que es favorable contar en el comercio con estos productos ya que permiten al juguetero ofrecer al público una mayor variedad: cuanto más surtido tenga en su local, mayores son las chances de generar ventas.
“Lo que sucede es que existe una proporción de mercaderías de origen y fabricación dudosos, que por lo general se venden en la calle, en zonas perfectamente identificadas y a través de sitios web”, dijo Carlos Restaino, Director Ejecutivo de la entidad.
Por ello, recomendó que se “compre en los comercios y cadenas comerciales exclusivas o casi exclusivas, donde existen garantías casi absolutas de encontrar juguetes de origen legal y debidamente certificados”.
