El encuentro se realizó en el salón Victoria Aguirre del Club Atlético de San Isidro, lugar de las reuniones semanales del Rotary sanisidrense, y en la ocasión también asumió como titular de Rotaract (la rama joven de la entidad) Ramiro Gubana en reemplazo de Cristian Sotel.
En el encuentro se detallaron las acciones realizadas por la entidad durante el último periodo. El momento más emotivo de la noche fue el sentido agradecimiento expresado por Marcela Herrara, una joven vecina de Boulogne que por la beca otorgada por el Rotary de San Isidro logró egresarse como técnica en Administración y licenciada en Comercio Internacional.
Su padre, Raúl, dijo que su familia es muy sencilla y que es un honor tener a un familiar por primera vez con título universitario.
“La labor del Rotary de San Isidro, como la de otras entidades rotarias, es admirable. Sus integrantes destinan su tiempo libre para trabajar por el bien común. Y el valor más importante que trasmiten es hacerle comprender al otro que su vida vale, que en necesario el esfuerzo de todos para crecer y desarrollarnos como país. Un rasgo distintivo del Rotary de San Isidro es su preocupación por la educación y en ese sentido colaborar con aquellas entidades o personas que están necesitando apoyo”, expresó Castellano.
Tomás Noguer, nuevamente titular del Rotary de San Isidro, dijo sentirse orgulloso de presidir la entidad por segundo año consecutivo. “Cuando me preguntan por qué me comprometo con el Rotary contesto que lo hago para intentar dejarle un mundo mejor a mi hijo. Veo que hay mucho por mejorar y quiero que él pueda vivir seguro, educado y en mundo mejor lo antes posible”, señaló.
En el último periodo el Rotary San Isidro mantuvo 34 becas a estudiantes de los niveles primario, secundario y universitario, donó 60 bancos, 30 pupitres y una ludoteca a la Escuela N° 11 y un sistema de audio a la Escuela N° 23, realizó una donación a la Fundación María Cecilia y continuó su colaboración con el comedor La Casita.
Además, entre otras acciones, se inició el proyecto más ambicioso de los últimos años que es la compra de un duodenoscopio para el Hospital de San Isidro, valuado en 36.300 dólares.
