Ricciolini fue motor de una importante apertura de la Casa de Estudios, impulsando además convenios de colaboración y articulando acciones con los municipios y entidades de la región, convirtiéndose en un actor destacado de la comunidad.
Amante del tango, en especial de los que interpretaba Carlos Gardel, el ingeniero metalúrgico Eugenio Bruno Ricciolini, fue decano de la Facultad Regional General Pacheco de la Universidad Tecnológica Nacional durante 31 años, además de un incansable impulsor de la ingeniería en el país y la región. Murió el miércoles 29 de junio a causa de un paro cardio respiratorio y su partida provocó un profundo pesar tanto en su familia como en la comunidad educativa de la UTN y del ambiente de la ingeniería.
Creció en el barrio porteño de Pompeya, donde asistió a la escuela pública y una vez recibido de técnico comenzó a trabajar y a estudiar Ingeniería Metalúrgica en la UTN Buenos Aires. Con mucho esfuerzo, luego de siete años se convirtió en Ingeniero. Fue ayudante de cátedra cuando la sede de General Pacheco era una delegación de la UTN Buenos Aires y funcionaba en la escuela de la fábrica Ford.
Tras la llegada de la democracia, en 1985 el Ingeniero Ricciolini asumió como Decano normalizador de la Facultad de General Pacheco. Se desempeñó en ese cargo durante 31 años, con una gestión marcada por el trabajo y crecimiento, basada el énfasis en lo académico. Logró que el predio sume cinco edificios, quinchos, un microestadio y hasta una residencia estudiantil.
Su vasta trayectoria como impulsor de la ingeniería lo llevaron a ser socio fundador del Consejo Federal de Decanos de Ingeniería (CONFEDI), que nació en marzo de 1988 con el objetivo de crear un ámbito de debate para soluciones a las problemáticas universitarias planteadas en las unidades académicas de ingeniería.
Como único miembro fundador del Consejo que se mantuvo activo durante los 25 años, el año pasado fue honrado con el cargo Presidente Honorario del CONFEDI.
También fue promotor y fundador de la Asociación Iberoamericana de Instituciones de Enseñanza de la Ingeniería (ASIBEI) y representante del CONFEDI en numerosos encuentros nacionales e internacionales.
Lejos de su oficina en la que a diario se escuchaban tangos, Riccciolini disfrutaba de los asados en familia junto a sus cuatro hijos y sus cuatro nietos, y también del Huracán de sus amores.
