El presidente de la UIA bonaerense (UIPBA), Pablo Reale, dijo que en la actualidad los plazos “rondan los 60 a 90 días, en promedio. Depende del sector. Antes se cobraba a un plazo promedio de 30-45 días”.
En diálogo con NA, explicó que “por lo menos los plazos de pago se han duplicado, lo que obliga a las pymes a descontar cheques y pagar tasas altísimas”.
El financiamiento con proveedores compite con el descubierto en cuenta corriente, que ronda el 60-70% de costo financiero total y la tasa efectiva anual máxima promedia 81%.
La “bicicleta de pagos” se da en un contexto en que el Banco Central estuvo vendiendo sus letras a valores del 38% a 35 días, lo que pone un piso al costo de los préstamos a privados que ofrece los bancos.
La construcción y de la industria automotriz son los más vulnerables, mientras los ligados a la importación de textiles, calzados y línea blanca son los más reacios a aceptar que se estiren los plazos por la incertidumbre que existe respecto del valor del dólar.
El sector de las pymes es el que sufre más el estiramiento de los plazos de pagos y las grandes empresas imponen las condiciones de compra de los clientes y no entregan cheques de pago diferido, sino que estiran la fecha de pago de las facturas, según fuentes del mercado.
Para Vicente Lourenzo, de Fecoba, aún “no se llegó a romper todavía. Se nota un estiramiento importante: si te dieron cheques a 30 y 60 días, te piden que los deposites el día 45. Un promedio de 15 días más tarde. De otra forma, no te los dan”.
En tanto, el costo financiero recae en las empresas de servicios, porque tienen pocos proveedores a quien estirar los pagos.
La empresa que estira los plazos de pagos no sólo se financia a tasa cero con los proveedores, sino que puede ganar tiempo para especular con las Lebac que tienen un gran rendimiento en tasas de interés.
