Según se desprende del alegato del fiscal, los menores también "se encontraban esposados y arrodillados en el suelo de la camioneta puestos en fila" lo que hizo que los padres, tras retirarlos de la dependencia policial, tuviesen que llevarlos a un hospital donde se constataron las lesiones.
En su exposición ante el tribunal, Cearras consideró a los gendarmes autores de los delitos de "vejaciones y apremios ilegales, agravado por haber sido cometido con violencia o amenazas" para lo cual tuvo en cuenta que “la fuerza y violencia utilizadas fueron contra personas que ni siquiera habían ofrecido resistencia a la detención".
El representante del ministerio público también detalló que los menores "tampoco habían generado episodios que impusieran el uso de la fuerza para contenerlos dentro del colectivo sobre todo porque, según relataron, estaban esposados durante el trayecto en el que eran agredidos”.