Según un matutino porteño, Medina figura con “red note” (alerta roja), entre los fugitivos más buscados por Interpol, acusado de los delitos de “homicidio criminis causa, robo doblemente agravado y asociación ilícita”.
El homicidio que se le imputa es el del joyero Sebastián Cid, de 37 años, cometido el 29 de enero, cuando, con un arma, se resistió a una entradera en su casa, de la calle Balcarce al 1300, de Martínez.
Cid llegó a matar a uno de los delincuentes con los que se enfrentó, pero fue fusilado delante de su esposa y de sus dos pequeñas hijas.
Por este hecho, cuatro hombres quedaron detenidos, pero Medina logró salir del país al día siguiente, desde la ciudad misionera de Posadas, con destino a Paraguay.
El fiscal Garbus convocó a los detectives de Interpol de la PFA y ante la sospecha de que había ingresado nuevamente al país, comenzó a trabajarse sobre una ex novia del prófugo, con la que tenía una hija.
Tras varios meses de investigación, que incluyeron escuchas telefónicas, análisis de mensajes de texto y tareas de inteligencia, se pudo determinar que Medina estaba viviendo con esa mujer en la localidad bonaerense de Villa Ballester, partido de San Martín, pero no se tenía el domicilio.
También se logró intervenir una línea de celular que utilizaba el imputado y durante las escuchas directas se pudo advertir que continuaba con su actividad delictiva, ya que el 6 de este mes quedaron registrados en las grabaciones los gritos de una mujer que fue asaltada, en una entradera en su casa, de la localidad de Olivos.
Gracias a que la novia del prófugo estaba registrada con su nombre y apellido completos, en un servicio de televisión por cable, los detectives de Interpol determinaron que la pareja vivía en un edificio de la calle Formosa 5605, de Villa Ballester.
Allí se montó una vigilancia encubierta, en la que se constató que Panca vivía en ese lugar junto a su mujer.
Ambos fueron interceptados y detenidos cuando ascendieron al auto con el que solían movilizarse, un Volkswagen Gol.
