El apoyo de Moyano es clave para una protesta que se inició con la misma metodología que el último paro nacional, el 31 de marzo. Primero, los transportistas lanzaron una medida sectorial y abrieron una puerta para las adhesiones, que se sumaron después. Fue la huelga de mayor impacto contra Cristina Kirchner.
Todavía resta conocer qué postura tomará la CGT oficialista, liderada por el metalúrgico Antonio Caló. Se especula con que, como sucedió durante el paro del 31 de enero, la central obrera puede no adherirse al paro, pero dar libertad de acción para que los gremios que la componen puedan participar si así lo desean.
El secretario adjunto del gremio de los Camioneros, Pablo Moyano, había estimado al paro nacional que lanzaron los sindicatos del transporte “seguramente se van a adherir gremios” cercanos a la Casa Rosada.
“Además de la CTA de Micheli, la CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo, se adherirán incluso los gremios que están del lado del Gobierno, porque sus bases no están de acuerdo con el 27 por ciento de aumento”, había manifestado.