Hasta hoy, la temperatura más alta de lo que va del verano en la Capital se había registrado el 12 de enero, con 36,5.
La meteoróloga del SMN informó que en la Ciudad de Buenos Aires “las lluvias y tormentas previstas para la tarde-noche de hoy, y que se prolongarán hasta la mañana del miércoles, provocarán un marcado descenso de las temperatura con máximas de entre 26 y 27 grados, con buen tiempo hasta el viernes”.
La ola de calor que afecta al país desde el domingo provocó temperaturas superiores a los 30 grados en casi todas las provincias, incluso en la zona patagónica, donde ayer se registraron temperaturas de 33 grados en Cipolletti, 30 grados en Trelew y 33,6 en la localidad de Neuquén.
A las 13 de hoy, la temperatura más alta del país se registraba en la localidad santafesina de Sauce Viejo, con 35,3 grados, seguida por Sunchales (35,1), Reconquista (34,7), Rosario (34,7) y Buenos Aires (34,6).
En relación a las lluvias, poco después de este mediodía permanecían vigentes tres alertas: una por tormentas fuertes para el norte de Córdoba, centro y este de Catamarca, oeste de Santiago del Estero y Tucumán, y otras dos a muy corto plazo con probables caídas de granizo para la zona del centro de la provincia de Buenos Aires (localidades de 25 de Mayo, 9 de Julio, Alberti, Azul, Bolívar, Junín, Lezama, entre otras) y para el centro de Santa Fe (partidos de Garay, Las Colonias, San Jerónimo y Santa Fe) y Entre Ríos (Diamante, Gualaguay, Gualeguaychú, Victoria, Tala, y otras localidades).
“Éste es el frente de tormenta que se está acercando y que llegará a la Ciudad de Buenos Aires para la tarde noche, y se extenderá hasta mañana por la mañana”, detalló Andrioli.
Debido a la ola de calor, el SMN emitió un alerta amarillo desde el domingo que todavía se mantiene vigente.
Al respecto, el ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, recomendó hoy beber abundante agua, evitar las bebidas alcohólicas y la actividad física al sol para prevenir el golpe de calor que puede afectar sobre todo a bebés, personas con enfermedades crónicas y adultos mayores.
“Cualquier persona puede ser víctima de un golpe de calor”, advirtió Manzur a través de un comunicado, aunque precisó que quienes mayores cuidados necesitan son los bebés y niños -especialmente menores de 1 año-, los bebés que padecen fiebre por otras causas o diarrea y las personas con enfermedades crónicas como afecciones cardíacas, renales o neurológicas.
También están expuestos a sufrirlo los niños obesos o desnutridos, las personas que tienen la piel muy quemada por el sol, los jóvenes que abusan de bebidas alcohólicas y drogas y los adultos mayores.
El golpe de calor es el aumento de la temperatura del cuerpo por una exposición prolongada al sol (insolación clásica) o por hacer ejercicios en ambientes calurosos o con poca ventilación, lo que genera una pérdida de agua y sales esenciales para el buen funcionamiento del organismo.
“No hay que esperar que los chicos pidan agua, hay que ofrecérsela continuamente. Y en el caso de los bebés, las mamás deben darles el pecho con más frecuencia que la habitual, vestirlos con ropa holgada, liviana, de algodón y colores claros, bañarlos y mojarles el cuerpo con frecuencia y evitar que se expongan al sol especialmente en el horario del mediodía”, insistió Manzur.
En el caso de las personas mayores, el ministro destacó la importancia de “darles de beber agua fresca y hacer que permanezcan en lugares frescos y ventilados”.
“Para el resto de las personas es clave evitar el consumo de bebidas con alcohol, ya que aumentan la temperatura corporal y las pérdidas de líquido; no hacer actividad física intensa en las horas en las que el sol se encuentra alto, prescindir del consumo de bebidas con cafeína o con azúcar en exceso y evitar las comidas pesadas”, agregó.
Algunos síntomas del golpe de calor son sed intensa y sequedad en la boca, temperatura mayor a 39 grados (medida en la axila), sudoración excesiva, sensación de calor sofocante, piel seca, agotamiento, cansancio o debilidad.
También puede ocasionar mareos o desmayos, vértigo, calambres musculares, agitación, dolores de estómago, falta de apetito, náuseas o vómitos, dolores de cabeza (sensación de latido u opresión) y estado de confusión, desorientación, delirio o inclusive coma o convulsiones.
