Algunos activistas fueron alcanzados por las balas de goma y un efectivo de Gendarmería resultó herido, aparentemente alcanzado por un piedrazo que habría partido de los manifestantes, y debió ser atendido por sus compañeros al quedar tendido sobre el pavimento.
Los manifestantes realizaron la protesta con vehículos estacionados en los carriles centrales, en cuyas ventanillas se colocaron pancartas en respaldo al reclamo por la reincorporación de los empleados despedidos, como “Docentes en apoyo” o los carteles de trabajadores de la imprenta Donnelley.
La resistencia de algunos conductores a abandonar sus automóviles generó mayor tensión, por lo que se registraron discusiones y forcejeos con los activistas que fueron detenidos.
Asimismo, algunos de los vehículos fueron llevados por la Gendarmería en una plancha, luego de que sus conductores fueran sacados por la fuerza.
El diputado Nicolás del Caño, del Frente de Izquierda, que se hizo presente en el lugar, señaló en declaraciones periodísticas que “el comandante a cargo no tuvo el tupé de venir a dialogar. Hoy los cagan a palos, éste es el gobierno de los derechos humanos”, ironizó.
“Empezaron a disparar a mansalva para reprimir”, acusó otro de los manifestantes, que mostró ante las cámaras las heridas ocasionadas por balas de goma en su torso, al tiempo que otro de los activistas sostuvo: “Queremos una pronta solución con la reincorporación de todos nuestros compañeros. Hay patotas dentro de la fábrica”.
Otro de los manifestantes cuestionó al Gobierno al señalar: “¿Qué están buscando, que haya un nuevo Mariano Ferreyra?”, en referencia al militante del Partido Obrero asesinado hace cuatro años en una protesta en las vías del ferrocarril Roca.
El conflicto con los operarios de Lear comenzó el 28 de mayo, cuando la autopartista suspendió por tiempo indeterminado a 330 trabajadores y despidió a otros 110, aunque luego accedió a reincorporar sólo a algunos de ellos.