Ante esto, un grupo de trabajadores permanecía hoy en la puerta de la planta, ubicada en la colectora de Panamericana de Pacheco, partido de Tigre, donde había una fuerte presencia policial.
Rubén Matu, delegado de Lear, denunció que los representantes de la comisión interna se presentaron hoy, a las 5.30, para comenzar con sus tareas habituales, pero miembros de la seguridad privada les informaron que “no” podían “ingresar por indicación de la empresa”.
“La excusa de la vigilancia es que tenían la orden, pero no presentaron ningún documento judicial, ninguna medida cautelar, nada que la Justicia tenga como justificación para que nos impida entrar a la fábrica”, señaló el trabajador.
En tanto, Matu expresó que existe “inacción por parte de la dirigencia del gremio de los mecánicos” (SMATA) y reclamó al Ministerio de Trabajo que “no siga permitiendo que la empresa siga haciendo lo que quiera”. El conflicto en Lear comenzó el pasado 27 de mayo, cuando la compañía estadounidense suspendió a 330 trabajadores, alegando una merma en la producción, situación que fue denunciada por los delegados ante el ministerio.
Sin embargo, el problema se recrudeció con la ratificación de la suspensión de 200 empleados, pero esta vez sin goce de sueldo, y el despido de 100 de ellos, que se produjo el último viernes.
“No nos vamos a quedar con los brazos cruzados porque acá hay muchos compañeros lastimados por su trabajo, que los echaron y no consiguen más trabajo. No pueden ni siquiera levantar a upa a sus propios hijos”, expresó el delegado.
Matu también señaló que el ministerio encabezado por Carlos Tomada les dio la razón en su reclamo al indicar que las suspensiones son “ilegales porque la empresa no denunció la existencia de crisis como indica la ley”, pero no avanzó con la intimación a la empresa porque la denuncia no fue realizada formalmente por el gremio.
Ante esta situación, la representación gremial de la empresa, junto a agrupaciones de izquierda, realizó ayer un acto frente a la empresa y un paro de actividades, a fin de exigir la reincorporación de los trabajadores despedidos y el fin de las suspensiones de un tercio del personal.
La situación de Lear se suma a la que atraviesan otras autopartistas como Gestamp, que a principios de junio fue tomada por un grupo de trabajadores en reclamo de la reincorporación de 69 empleados despedidos.