Participaron de la celebración -que fue concelebrada por los obispos auxiliares de la ciudad, el nuncio apostólico Emil Paul Tschering y sacerdotes porteños- cientos de jóvenes, que se congregaron al mediodía en Plaza Miserere y marcharon juntos por avenida de Mayo hasta la plaza.
Al inicio de la misa, los participantes se mezclaron con militantes kirchneristas que seguían en los alrededores del Cabildo la transmisión de la cadena nacional con el mensaje que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ofreció esta tarde desde el monumento a la bandera en Rosario.
Poli dijo -en su sermón- que “la Eucaristía es un modo de ser que pasa de Jesús al cristiano y, por su testimonio, tiende a irradiarse en la sociedad y en la cultura en que vive”, y citó palabras del papa Francisco: “No tengamos miedo. La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio”.
Este año, la celebración que tradicionalmente se realiza un sábado se trasladó al viernes -feriado nacional por el Día de la Bandera- para favorecer la concurrencia, ya que coincidía con el partido que jugará la Selección argentina con Irán por el Mundial de fútbol que se desarrolla en Brasil.
Según informó, el arzobispado porteño, se utilizaron 160 copones con 20.000 hostias para que puedan comulgar todos los fieles que asistieron a la celebración.
Tras la misa, se realizó la procesión alrededor de la Plaza de Mayo, con el estandarte de San Martín de Tours -patrono de la ciudad-, en el marco de la procesión más antigua que se realiza en Buenos Aires desde la época de la Colonia.
