“Es un yacimiento que ha resultado ser más grande de lo que se pensó en el momento de su hallazgo”, en octubre pasado, añadió Fernández, según consignó el diario El Mercurio.
El director del Museo Nacional y Precolombino, Carlos Aldunate, coincidió en que “es muy interesante, porque no son muchos los sitios que hay de esta cultura”.
Los cuerpos están en cuclillas y su estado de conservación no es muy bueno producto de las constantes crecidas den río Mapocho que cruza Santiago de oriente a poniente. No obstante, se han recuperado piezas dentales que pueden aportar datos sobre la edad de los individuos, el tipo de dieta y algunas prácticas cotidianas.
Las vasijas están completas pero fragmentadas. La mayor parte colapsó por el peso de la tierra sobre ellas, pero pueden ser restauradas y recuperar su forma original, añadió el matutino, según reprodujo un despacho de la agencia ANSA.
A la cultura Llolleo pertenecieron los primeros grupos agroalfareros que se caracterizaron por la transición desde una sociedad de cazadores y recolectores a otra en la que la agricultura y la confección de cerámica comenzaron a jugar un rol fundamental.
“Poseían una alfarería de una calidad extraordinaria, de paredes muy delgadas y a veces presentaban rasgos antropomorfos”, destacó Aldunate.
En general, esta cultura es conocida a través del estudio de los sitios habitacionales. En algunos casos, estas áreas domésticas están asociadas a entierros, pero se restringen a uno o dos. Por eso la importancia de este hallazgo, ya que anteriormente se ha encontrado otro cementerio en los terrenos donde se ubicaba el diario El Mercurio, en pleno centro de Santiago.
En la excavación en Providencia, que alcanza aproximadamente una profundidad de cuatro metros, antes había una casa. Hoy trabajan al menos una decena de arqueólogos.
