Los detenidos fueron identificados como Esteban Pérez y Julio Fernández, quienes fueron apresados tras una investigación de la Fiscalía Federal 2 de San Isidro y la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de ese distrito del norte del conurbano.
“Son dos de los integrantes de la banda pero hay más. Son la mano de obra local de este secuestro. Los contrataron para que los capturen y los entreguen a los colombianos”, dijo a Télam un investigador judicial.
Toda la investigación la hizo el ex fiscal federal de San Isidro Fabián Céliz -hoy designado fiscal de juicio en Capital Federal-, y ahora las detenciones se efectuaron con su colega Rodolfo Fernando Domínguez al frente de la fiscalía.
Domínguez no sólo les imputa su participación en el secuestro, sino el robo de la camioneta Audi Q5 que emplearon para concretar la captura de las víctimas en pleno Acceso Tigre de la autopista Panamericana.
El análisis de las comunicaciones y algunas escuchas telefónicas fueron clave para su detención, según confiaron las fuentes.
El hecho ocurrió a las 7 del domingo 17 de marzo del año pasado, cuando Filo y su cuñado regresaban del boliche “Pachá” de Capital Federal a sus domicilios en el complejo de countries Nordelta de Tigre.
Los capturaron y llevaron hasta una quinta en Moreno, donde Filo fue sometido a una paliza por los colombianos que le reclamaban una deuda -entre 400.000 y 600.000 dólares-, y comenzaron a hacer llamados extorsivos a su familia.
Filo les dio las llaves de su dúplex en el barrio “Portezuelo” de Nordelta y los delincuentes fueron a revolverle toda la casa y, según detalló luego a la Justicia, se llevaron unos 400.000 pesos.
La víctima y su cuñado fueron liberados tras un día y medio de cautiverio en la localidad de La Reja, partido de Moreno.
A Filo le demostraron que conocían todos sus movimientos y horarios e incluso le exhibieron fotos de su madre en un shopping, de las casas de sus hermanas y hasta del colegio a donde van sus sobrinos, a modo de amenaza.
A ambos cuñados los tuvieron encapuchados, nunca les permitieron ir al baño, por lo que se orinaron encima, y no los alimentaron al punto de que Filo contó en su declaración que lo único que había ingerido en su cautiverio era unos sorbos de agua del desagote de un aire acondicionado.
Filo luego reconoció que se relacionó con una mujer mayor colombiana, llamada “Maruja”, que le entregó una suma en dólares para que se los “moviera”.
Esa mujer es la suegra de Sebastián Alvarez Sarría, uno de los imputados por presunto lavado de dinero en una de las causas derivadas del operativo “Luis XV”, en el que la Policía Federal desbarató en 2012 a una banda que pretendía enviar 280 kilos de cocaína a España en muebles antiguos.
Pero a su vez, Alvarez Sarría es uno de los hijos de Ignacio Alvarez Meyendorff, un sindicado lavador de dinero narco vinculado al Cartel del Valle colombiano que fue detenido en Argentina en abril de 2011 porque tenía pedido de captura de Estado Unidos.
Filo terminó siendo víctima en esta causa por secuestro, pero la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC), a cargo del fiscal Carlos Gonella, lo investiga por lavado de activos.
