Se denomina dumping a cualquier tipo de precios “predatorios”, es decir, la práctica de vender un producto o servicio a un precio extremadamente bajo, con la intención de expulsar a los competidores fuera del mercado.
Luego de haberse hecho efectivas, tiempo atrás, medidas antidumping por parte del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, esa cartera, que realizaba el seguimiento y control de esas medidas, observó que las empresas chinas comenzaron a enviar los anteojos desde otros países. La cartera de Hacienda determinó también que, curiosamente, ninguno de esos países tiene fábricas de anteojos que puedan dar abastecimiento.
Pero además, los técnicos de Economía advirtieron que a medida que se producía una severa disminución de las importaciones de anteojos desde China y el aumento de importaciones declaradas como originarias de Taiwán, Malasia y Hong Kong, los valores unitarios promedio, medidos en dólares por unidad, eran precios Chinos a valores de dumping.
A raíz de ello, la Secretaría de Comercio a cargo de Augusto Costa determinó la apertura de un proceso de “verificación de origen no preferencial” (tal el nombre técnico de la investigación), para establecer fehacientemente el verdadero origen de los anteojos, armazones para anteojos y gafas correctoras o pre-graduadas que ingresan al país, declarados como originarios de Taiwán, Malasia y Hong Kong.
La medida fue informada rápidamente a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y a la Dirección General de Aduanas, para que remitan a Comercio toda la documentación disponible y para que se identifique a los importadores.
Una alta fuente del Ministerio de Economía admitió que se compartió buena parte de la información con las carteras de Salud y Desarrollo Social.
El intercambio de información se originó hace ya meses atrás pero ahora se profundiza, ante las versiones de que, además de generar serios perjuicios contra la producción y el empleo local por su ingreso a precios de dumping, la extremadamente baja calidad de los productos (anteojos, armazones, gafas correctoras y lentes pre-graduados), sería además nociva para la salud visual de la población, por lo que Economía, Salud y Desarrollo Social se encontrarían estudiando el tema.
“Por cada 2000 lentes truchos, un obrero argentino pierde su empleo”.
Al respecto, el presidente de la Cámara Argentina de la Industria Óptica y Afines (CADIOA), Norberto Fermani, expresó su conformidad con la cartera de Industria, y su reconocimiento al esfuerzo del personal de autoridades de de gobierno por el trabajo de control que se está realizando para sacar del mercado los lentes truchos.
Reveló el titular de CADIOA que, “por cada 2.000 anteojos que ingresan al país de contrabando o a precio vil, un obrero argentino pierde su empleo”.
“La República Argentina casi pierde su industria óptica en la década de los 90: de casi 300 empresas quedaron en todo el país apenas 30, las que, de a poco, nos pudimos ir recomponiendo y ganando mercados”, sostuvo Fermani, en declaraciones al programa "Fuentes Confiables", que se emite diariamente de 9 a 12 horas por AM 1540 Radio Líder.
El empresario hizo hincapié en que las empresas argentinas de anteojos producen y crean modelos “del más alto nivel y calidad internacional”, pero que no pueden competir con los precios de “dumping social” que imponen algunos países (“para mantener a la gente trabajando aunque paguen miseria, subsidian absolutamente todas las etapas de producción y logística”, opinó).
Se lamentó porque “el lento accionar de los mecanismos de salvaguarda comercial de los países conspiran contra las industrias locales y favorecen sin quererlo, a los países exportadores de basura”, enfatizó Fermani.
