Según relataron las fuentes, Cano presentaba dificultades para hablar y moverse, como si hubiera consumido algún tipo de pastillas, y vestía una camisa correspondiente a un uniforme viejo, en la que incluso portaba el hoy inexistente rango de teniente primero, equivalente al actual escalafón de oficial principal.
Una vez en el interior, le dijo al propietario de la armería, solo en el local en ese momento, que quería comprar una pistola determinada y le solicitó que la sacara del aparador para verla mejor.
Sin embargo, tan pronto como el hombre le mostró el arma, el subcomisario extrajo su pistola reglamentaria con la intención de robarla.
Al ver que Cano mostraba falta de coordinación y era evidente que estaba drogado, el armero decidió resistirse, comenzó a forcejear con el policía y logró reducirlo, luego de lo cual salió a la calle para pedir ayuda, añadieron los voceros.
De acuerdo con lo informado por las fuentes, en ese momento pasaban por la zona efectivos de la comisaría de San Fernando a bordo de un patrullero, por lo que les avisó lo que sucedía y éstos detuvieron al policía sin mayores dificultades.
Cano fue inmediatamente desafectado de la fuerza y puesto a disposición del fiscal Alejandro Musso, a cargo del Área de Investigación Criminal de San Fernando, del Departamento Judicial San Isidro.
Los pesquisas incautaron las grabaciones de la cámara de seguridad instalada dentro de la armería, con la intención de incorporarlas a la causa como pruebas.