Grace fue modista y se comprometió muy joven, pero su novio no regresó de la Primera Guerra Mundial y ella, leal a ese amor, jamás contrajo nupcias.
Tras la muerte de sus últimos parientes vivió doce años sola en un departamento pequeño en el sur de Londres, pero hace pocas semanas sufrió una caída y eso obligó su internación en un hogar para ancianos, reportó la agencia de noticias Ansa.
Cuando le consultaban cuál era el secreto de su larga vida, decía que jamás comía productos congelados, que le gustaba la cocina inglesa y que solía beber cada tanto una copita de licor con sus amigas. Con los años había perdido fuerzas y eso no le gustaba, pero su intelecto y su memoria jamás dejaron de funcionar.
La muerte de la longeva británica, a los 113 años y 342 días, ocurre pocas semanas después del de Ralph Tannant, quien con 110 años era su compatriota más viejo.