“Estamos felices porque logramos superar los números del año pasado en que hubo 4 millones de chicos y adultos. Este año son 4,2 millones de inscriptos y además logramos llegar a las familias, que se inscribieron unas 23.000”, dijo a Télam Patricia Mejalelaty, directora de la Fundación Leer, organizadora del evento.
El éxito de esta maratón “fue posible gracias al esfuerzo de maestros, directivos de escuelas, bibliotecarios”, dijo la directora de la fundación tras especificar que “hoy están participando escuelas y familias de ciudades grandes, chicas, incluso de una pequeña escuela que tiene cinco alumnos; desde la Antártida hasta Jujuy”.
Con una campaña que plantea que “si querés que un chico lea no le muestres sólo un libro, mostrale un lector” y con el lema “Relatos de coraje y valentía. Una invitación a redescubrir héroes y heroínas que hicieron historia”, la maratón de lectura busca concientizar a la población sobre la importancia de la lectura.
El encuentro comenzó con un acto presidido por el conductor Fernando Bravo y la escritora y periodista Canela, quien leyó, ante un nutrido y vivaz público infantil, el cuento “El abrazo de Otto” que terminó con un abrazo general entre los participantes.
Tras cinco años de participar en el Zoológico de estos eventos, Canela señaló a Télam que estas maratones “son algo que crece y crece, es como un pan que está levando” y añadió que “me gusta mucho la idea que han tenido este año de convocar a las familias, aparte del proyecto de lectura al unísono”.
“El sol nos ayuda, los chicos están felices y nosotros también”, dijo Canela, quien año a año es convocada como autora de cuentos infantiles.
Luego, el “Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín”, desarrolló un espectáculo que generó un momento agradable y placentero para los niños y adultos.
Carteles que pugnaban “por una Argentina alfabetizada y lectora” identificaban las 36 postas de lectura distribuidas por el Zoológico, donde tras el acto de presentación de la maratón, los distintos grupos de niños y adultos se dirigieron para leer y jugar.
Los grupos estaban identificados con los nombres de cuentos infantiles como “El Mago Merlín” “El gato con botas”, “El mago de Oz”, “Los tres chanchitos”, “Blancanieves”, entre muchos otros.
Estas postas funcionaron como espacios de encuentro de los chicos con escritores, narradores, ilustradores y talleristas, coordinados por la Fundación Leer, otras organizaciones y una fuerte presencia de jóvenes voluntarios.
“El objetivo es que en cada posta los chicos realicen alguna actividad de acercamiento a la lectura”, enfatizó la coordinadora de la Fundación.
