La orden de prisión fue dictada por la jueza Ana Helena Valle, quien argumentó que las testigos “relatan con firmeza cómo el acusado es una persona manipuladora, fría, que solo piensa en sí misma, que utiliza a las personas para satisfacer sus instintos más primitivos y de forma promiscua, y usa la buena fe de las personas para engañarlas”.
El pastor es investigado también por su presunta vinculación con cuatro homicidios, tráfico de drogas, asociación para el tráfico de estupefacientes y lavado de dinero.
Además se lo vincula con la ola de ataques a policías que se perpetraron en Río de Janeiro en 2006 y 2010 y se lo acusa de haber ordenado los atentados que sufrieron el mes pasado las sedes de la organización no gubernamental AfroReggae -que trabaja en la recuperación de adictos a las drogas- en los complejos de favelas cariocas Alemao y Penha.
El pastor es reconocido en Brasil por su trabajo, iniciado en la década de los '90, de resocialización de delincuentes presos en las cárceles cariocas.
Según algunos testimonios el pastor, de 56 años, promovía orgías en un apartamento que posee en el barrio de Copacabana al que la versión electrónica del diario “Folha de Sao Paulo” le atribuye un valor cercano a los 8.000 millones de reales (unos 3.500 millones de dólares). Se sospecha allí, además de en la sede de la iglesia, cometía los abusos.
Las víctimas declararon que Pereira Da Silva pastor les decía que ellas estaban “endemoniadas y que tenían que lavar sus cuerpos con él para librarse del mal”.
La condena a 15 años fue dictada en primera instancia, por lo cual pastor puede interponer recursos de apelación.