En el último año del jardín maternal los niños tienen además maestros privados porque es una costumbre que lleguen a la escuela elemental sabiendo leer y escribir, consigna un despacho de la agencia italiana de noticias Ansa.
Luego, desde primer grado en adelante, el ritmo se asemeja al de un cuartel, con horarios de escuela desde las 8 de la mañana a las 3 ó 4 de la tarde, sin regreso a casa y al menos de tres horas de tareas con el maestro de apoyo.
Eso sin contar las clases privadas de materias -matemática primero- que alternan con aprender música u otras actividades. El poco tiempo para el juego, si hay, es dejado a las niñas.
El récord lo están batiendo algunos alumnos de Shenzhen, en el sur de China: a los seis años se levantan a las 5 para tomar el autobús y atravesar la frontera para ir a una escuela en Hong Kong, donde la educación es considerada mejor.
Como los chicos con pasaporte chino no tienen libre acceso a escuelas internacionales si ambos padres son chinos, Hong Kong representa una oportunidad única.
Según datos de la prensa de la ex colonia británica, al menos 16 mil niños -3.000 más el año en curso-, viajan cuatro horas y media en autobús cada mañana para llegar a la escuela y satisfacer así las ambiciones que sobre su futuro proyectan los padres.
Junto con los libros, los escolares portan en sus mochilas una capa de estrés hasta la escuela superior.
Según un reciente estudio del China Youth and Children Research Center, el 86,3% de los padres de los alumnos de la escuela media pretenden un hijo entre los primeros de la clase, y el 54,7% apsira a que obtengan un título universitario.
Por esa razón, desde la escuela media hasta el liceo aumenta cada vez más el número de los chicos que transcurren mucho tiempo de las vacaciones de verano en cursos de recuperación y apoyo.
El ansia de prestación en la escuela media y superior es conocida desde hace tiempo en las autoridades chinas, y es trágicamente testimoniada por la ola de suicidios entre los estudiantes, en especial al acercarse los exámenes para el diploma o el acceso a las mejores universidades.
Ese riesgo se puede extender ahora peligrosamente a los alumnos de escuela primaria.
Para protegerlos las autoridades estudian cómo limitar la asignación de tareas escolares para realizar en la casa, con un plan de recomendación de nueve puntos destinado a los padres.
Pero el espíritu competitivo de las familias, el ansia de ascenso social y el sueño de poder “exhibir” el niño más capaz ponen en riesgo esos esfuerzos, señala el informe. (Télam)