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La iglesia volvió advertir sobre “enfrentamientos” y reclamó un mayor compromiso por el bien común

El vicepresidente segundo del Episcopado, monseñor Mario Cargnello, volvió a advertir hoy sobre “enfrentamientos” entre los argentinos y reclamó un mayor compromiso por el bien común, al presidir el tedeum en la catedral salteña por el bicentenario de la Batalla de Salta.
“La suerte de todos es común. Un ciudadano no puede creer que todo está bien si él lo está a costa del mal de los otros porque enfrenta o ignora a sus conciudadanos”, aseveró delante de autoridades nacionales y provinciales.

El prelado reivindicó el papel de las mujeres en la sociedad, sobre todo como “guardiana” de la vida”, pero denunció que muchas veces son víctimas de violencia de género y trata de persona, y reclamó una educación “para todos”, integral y que no excluya la dimensión religiosa.

El arzobispo salteño aseguró que la Batalla de Salta “contribuyó a la consolidación del territorio argentino y mostró a los patriotas un proyecto simbolizado en la bandera de Belgrano que flameó victoriosa por vez primera como signo de una Nación que estaba naciendo”.

A mediados de noviembre pasado, la Conferencia Episcopal advirtió sobre el riesgo de divisiones con “bandos irreconciliables”, “presiones que inhiben la libre expresión” y “excesivos caudillismos” que menoscaban la independencia de poderes.

Ese pronunciamiento sobre la realidad social del país fue minimizado e ignorado por referentes del kircherismo y obligó a voceros eclesiásticos a aclarar que no era una crítica particular al gobierno, sino que fue dirigido “a la sociedad en su conjunto”.

Luego en diciembre último, en medio de episodios de saqueos en Bariloche, Rosario y provincia de Buenos Aires, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, José María Arancedo, instó a que “mas allá de las justas diferencias los argentinos debemos encontrarnos en el marco de pertenencia de una madura amistad social y como miembros de una misma comunidad, superando la pequeñez de enfrentamientos que descalifican y no construyen”.

Esta mañana, monseñor Cargnello repitió parte de la Oración por la Patria, que los obispos acuñaron en plena crisis 2001-2002, en la que se invoca a Dios: “Queremos ser una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden”.

“El contenido de esta plegaria que marca la jornada de muchos argentinos no es sólo la manifestación de un deseo, es también la formulación de un propósito: contribuir a la unidad apostando por confiar en el otro, por hacernos cargo del otro”, precisó.

Asimismo, destacó entre otros gestos ligados a la Batalla de Salta, el hecho de que la bandera fuera enarbolada por primera vez tras aquella contienda, y estimó que la enseña nacional “invita a pensar en el bien común. El bien común supone el respeto por la dignidad de todos promoviendo libertades responsables”.

“El bien común exige la solidaridad de todos para que la equidad impere entre todos los habitantes de una tierra compartida. El bien común tiene varios nombres: familia y vida, trabajo y educación, justicia y equidad, respeto por los derechos ajenos y compromiso con los deberes propios, paz y amistad social”, explicitó.

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