Las autoridades ucranianas explicaron que el accidente se produjo en una sala no operativa de aparatos que, antes de la catástrofe servían para controlar el suministro de energía a los reactores de la central.
Remarcaron además que no se trata de una situación de emergencia.
También explicaron que el sarcófago impidió durante más de 25 años la propagación de la radiación y que el nuevo accidente no afectó a su capacidad protectora.
Los expertos insisten, desde hace tiempo, en que el sarcófago actual ya no es un sistema eficaz.
Los encargados de llevar a cabo las labores de limpieza precisaron que el derrumbe se debió a la acumulación excesiva de nieve en el tejado de la sala, pero el incidente no registró un aumento del nivel de radiación en la zona.
Las autoridades recordaron que a finales de noviembre de 2012, se terminó la primera fase de construcción de una nueva cobertura para el reactor N4 y está previsto que el nuevo sarcófago esté completado en 2015. (Télam)