El único imputado que llegó al debate, Daniel Eduardo Paredes Campos (49), enfrenta un pedido de 45 años de reclusión por parte del fiscal de Vicente López a cargo de la causa, Alejandro Guevara.
La familia de la víctima está representada como particular damnificada por el abogado Fernando Burlando, quien también acompañó el mismo pedido de pena del fiscal.
Al momento del hecho, Paredes Campos trabajaba como empleado en la Municipalidad de José C. Paz y además tiene condenas previas por robo calificado, tenencia ilegal de arma, amenazas calificadas y resistencia a la autoridad, razón por la que el fiscal solicitó además que se lo declare reincidente.
Para llegar al reclamo de 45 años, Guevara aplicó la sumatoria de penas de la denominada Ley Blumberg y acusó a Paredes Campos por los delitos de homicidio en ocasión de robo (por el asesinato de Koxis) y tentativa de homicidio agravada (por el tiroteo en el que los delincuentes casi matan a un policía que había llegado a la casa y no pudo impedir su fuga).
El imputado declaró en el juicio que es inocente y que está preso "por una cuestión política" vinculada al municipio donde trabajaba, y su defensa pidió la absolución alegando que no hay prueba suficiente y que confunden a su cliente con el verdadero autor.
Paredes Campos fue reconocido por el hijo mayor de Koxis como al autor del crimen de su padre y ya desde la instrucción hay otros dos reconocimientos positivos realizados por la empleada doméstica de la familia y por el policía que se tiroteó con los ladrones.
La clave para detener a Paredes Campos fueron dos de sus rasgos característicos: su tonada cordobesa y una parálisis facial.
Con esa descripción, la policía logró identificarlo como sospechoso y, luego de que testigos lo reconocieran en rueda de persona, su detención.
El crimen de Koxis (51), dueño de una estación de servicio de Florida, ocurrió el 14 de enero de 2011, en su casa de la calle Libertad 2982 de esa localidad del partido de Vicente López.
Tres delincuentes, todos armados con pistolas calibre 9 milímetros, aprovecharon el ingreso de la empleada doméstica para entrar a robar a la casa donde estaban dos hijos del empresario, un varón de 18 años y una niña de 12.
En ese momento, el hijo hablaba por teléfono con su madre, Graciela Paolini, quien al enterarse de la presencia de los delincuentes, llamó a su marido que estaba en su estación de servicio, ubicada a pocas cuadras de la casa, y también pidió auxilio a la policía.
Paolini y los policías llegaron a la casa y un efectivo se tiroteó con uno de los ladrones en el jardín de la vivienda, pero al advertir que oponía fuerte resistencia, se replegó hasta el móvil para pedir refuerzos.
En ese instante llegó Koxis en su camioneta, una Toyota Hilux, y entró en la casa sin percibir la presencia de los policías y allí fue asesinado de dos balazos, uno en la cabeza y otro en el cuello, delante de sus dos hijos.
Los delincuentes escaparon antes de que llegaran los refuerzos policiales, en un Toyota Corolla donde los esperaba un cuarto delincuente que actuaba como chofer.
La investigación permitió sólo la detención de Paredes Campos, mientras que la causa sigue siendo investigada por el fiscal Guevara para intentar identificar y detener a los otros tres asaltantes que participaron del hecho.
