Según documentación a la que tuvo acceso DyN, "el 18 de octubre de 2010 se produjo una colisión entre el colectivo de la línea 68, conducido por Hernán Secil Acosta García -cuyo sobreseimiento se encuentra firme-, quien circulaba por la Avenida Santa Fe, y la ambulancia del SAME tripulada por Luis Alberto Casal sobre la calle Agüero".
La ambulancia "se trasladaba con sirenas y balizas encendidas hacia la Estación Once al haber sido convocada por un descarrilamiento de una formación", explica el fallo, firmado por los jueces Alberto Seijas y Marcelo Lucini.
Los magistrados reconocieron que "ante una emergencia las ambulancias tienen permitido no respetar determinadas reglas como ser los límites de velocidad establecidos por la legislación y que los demás conductores deben facilitarles, dentro de sus posibilidades, la circulación".
Sin embargo, en esas circunstancias "deben extremar los recaudos para evitar producir daños mayores que aquél que están llamados a neutralizar", aclararon.
La ambulancia, en su premura por llegar a la estación de trenes, "impactó (al colectivo) en la puerta de descenso de pasajeros ubicada en la mitad del lateral", causando heridas a varios pasajeros y al propio chofer del vehículo de auxilio.
"Tener sirenas y luces de emergencia no significa que se pueda ir a cualquier velocidad o conducir en forma irresponsable", explicaron directivos del SAME sobre sus protocolos de procedimiento.
