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Roger Waters atrapó al público argentino con la "Wallmanía"

Toger Waters abrió su primer show con acordes de The Wall en un Monumental fascinado
Mito, leyenda, ídolo, clásico de clásicos, a Roger Waters no hay vocablo para definirlo, ni aunque sea superlativo. A sus 69 años, el ex Pink Floyd demostró que es el mentor del rock moderno con su presentación en el porteño estadio de River Plate de "The Wall Live", la ópera rock con la que no sólo se mantiene vigente después de tres décadas sino aggiornado a los tiempos que corren en lo social, en lo político y en lo artístico.
En la primera de sus nueve presentaciones en el predio de Nuñez, con las que sumará casi 400 mil asistentes, todo un récord en estas pampas, Roger Waters hizo gala del vigor con que cuenta el repertorio de "The Wall", disco grabado por Pink Floyd en 1979 que hoy sigue siendo oportuno al momento de lanzar un mensaje anticapitalista y antibélico.

Porque si a Waters lo afectó al momento de componer "The Wall", por ejemplo, la muerte de su padre en la Segunda Guerra Mundial, las mismas canciones se resignificaron no solamente con guerras posteriores sino también con la caída del Muro de Berlín.

Mucha agua corrió bajo el puente desde 1979 y el ex Pink Floyd se permite hoy hacer en un escenario lo que no podía hacer con su banda entonces, dado que ahora cuenta con recursos tecnológicos impensables en los 70 y los 80.

Un avión que sobrevuela el estadio, proyecciones, juegos de luces, una pantalla circular, marionetas gigantes, muñecos suspendidos en el aire, fuegos artificiales y una pared de nada menos que cien metros son solamente algunos de los elementos que se suman a un espectáculo con tal sonido envolvente como para que el público se sienta totalmente atrapado en el juego.

En una verdadera apuesta por superar todo lo visto, tras abrir en Chile el tramo sudamericano de "The Wall Live" y después de reunirse con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Waters abrió el espectáculo para el que las localidades costaban entre 180 y 2.400 pesos con "In the flesh" y un avión sobrevolando el espacio aéreo sobre el estadio de River.

Antes, se dio el lujo de hacer algo que prácticamente ningún músico puede. Mientras el resto de sus colegas suele saludar al final del show, Waters lo hizo antes, con los puños en alto y una ovación del estadio completo. Desde el vamos quedó demostrado quién estaba sobre las tablas. No es uno más. Es historia y es presente.

Para el tema siguiente, "The thin ice", la inmensa pared erigida como marco del escenario sufrió su primer embate, tras mostrar de fondo imágenes de soldados en pleno conflicto bélico, para luego sonar "Another brick in the wall", una de las melodías más celebradas de la velada.

"The happiest days of ours lives" sirvió de intermedio para conducir al público a la segunda parte de "Another brick in the wall", para la que se sumó un coro de niños crítico de los mandatos sociales y, sobre todo, educativos.

Y entonces llegó la tan esperada por el público alocución en castellano. Porque este músico de voz y presencia impecables también se ocupa de aprender el idioma del país que visita. "¡Buenas noches Buenos Aires!, ¡gracias por darnos la bienvenida!, ¡gracias!, dijo, al tiempo que el público empezó a corear "Roger-Roger-Roger-Roger", a lo que el músico respondió saludando con los brazos en alto.

"Quiero dedicar este show a la memoria de los desaparecidos, muertos y torturados; los recordaremos", lanzó el siempre comprometido socialmente Waters.

"Mother" -acompañado por una guitarra acústica-, y "Good bye blue sky" -con imágenes de la película "The Wall" proyectadas sobre el gigantesco muro que abarcaba casi todo el escenario-, fueron las canciones que siguieron en el show.

El cantante y bajista también interpretó "Empty spaces", "Waht shall we do now?", "One of my turns" y "Don't leave me now", antes de que llegara la tercera entrega de "Another brick in the wall", "The last few bricks" y "Goodbye cruel world" para terminar la primera parte del show.

Tras un breve intervalo y con el muro re-hecho sobre el escenario sonó "Hey You". Y recién en "Is there anybody out there?" se volvió a abrir un pequeño hueco a través de la inmensa pared por el que ver a los músicos.

"Nobody home", "Vera", "Bring the boys back home", "Confortable numb", "The show must go on" y "In the flesh" parte 2 -en la que Waters alardeó de sus dotes histriónicas e interpretó a un dictador, chaqueta de cuero negro a la rodilla con brazalete y gafas de aviador-, fueron los temas que siguieron.

Al turno de "Run like hell", el músico se dirigió nuevamente al público. "Es para ustedes", advirtió, y la concurrencia se lo tomó muy en serio y lo acompañó con intensas palmas.

"Waiting for the warms" y "Stop" sonaron justo antes del final, que llegó con "Outside the wall" y el muro totalmente derribado para dar paso a la banda al frente de la escena y terminar la noche con la conclusión de que la "Wallmanía" se había apoderado por completo del público argentino. (Reporter, por Laura Lunardelli).

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