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Un remisero fue condenado a 38 años de prisión por violar a 12 chicas

El abusador estacionaba su auto a la madrugada en los principales boliches del partido de Vicente López y ofrecía su servicio para transportar a las jóvenes que salían de bailar. Las víctimas tenían entre 15 y 22 años
Un remisero fue condenado a 38 años de prisión por haber violado a 12 chicas de entre 15 y 22 años a las que levantaba en la puerta de distintos boliches de Vicente López en 2006, informaron fuentes judiciales.

La condena fue impuesta por el Tribunal Oral en lo Criminal 2 de San Isidro, que consideró a Cristian Cruz autor de 12 hechos de abuso sexual agravado en concurso con robo.

Si bien la fiscal Verónica Di Tommaso –no sólo actuó en el juicio sino que también fue la encargada de detenerlo durante la instrucción- había solicitado 48 años de cárcel, el tribunal le impuso a Cruz una condena de 38 años por la sumatoria de penas instaurada por la denominada "Ley Blumberg".

Fuentes judiciales indicaron que durante el juicio las 12 víctimas reconocieron al imputado como autor de las
violaciones.

Además, según las mismas fuentes, una de las pruebas más categóricas fue que en la investigación se pudieron obtener muestras de semen del violador cuyo ADN coincidió con el de Cruz.

El imputado se negó a declarar durante el juicio y sólo hizo uso de su derecho las últimas palabras para pedirle a los jueces Lino Mirabelli, Oscar Zapata y Clarisa Moris que le dicten una condena justa.

El caso del bautizado en su momento por la policía como
"Violador del Remís" se inició en marzo de 2006 con una serie de abusos que tenían las mismas características.

En ese sentido, se trataba de un remisero que a partir de las 3 de la mañana de los días de fin de semana hacía parada en la puerta de los principales boliches de Vicente López, Florida y Olivos levantaba chicas jóvenes para llevarlas a sus casas y terminaban violadas.

En los casos en los que ascendía más de una pasajera,
esperaba dejar en destino a algunas y atacaba a la que quedaba última.

El violador siempre usaba el mismo auto, un Peugeot 405 azul que terminó delatándolo, ya que en el último hecho, ocurrido el 20 de septiembre de 2006, un testigo que acompañó a la víctima hasta el remís tomó la precaución de anotar la patente del vehículo.

Cuando ese testigo se enteró que el remisero había violado a su amiga, le dio a los investigadores el número de la patente.

A los dos días, la fiscal Di Tommaso logró identificar a Cruz como el chofer del auto, lo detuvo, en ruedas de reconocimiento fue identificado por las víctimas y más tarde, por pericias, su ADN lo vinculó directamente a las violaciones.

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