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Sudáfrica se despidió con una fiesta de música y color y la sorpresa de Mandela

Con un juego de la más avanzada tecnología con coloridas imágenes virtuales, la voz y el movimiento de Shakira y el ritmo contagioso de Ladysmith, el Mundial de Sudáfrica se despidió en su fiesta de clausura, que tuvo sobre el final la sorpresiva aparición del líder Nelson Mandela.
Casi 800 bailarines se movieron para formar distintas figuras en un escenario compuesto por cientos de paneles de tela que formaron un Soccer City dentro de otro Soccer City en el que 18 proyectores distribuidos en todo el estadio, inclusive desde el piso, formaron las imágenes que combinaron fútbol y Africa.

Más de 200 países tomaron la transmisión en forma directa y los organizadores estimaron que unos 500 millones de personas vieron la fiesta por televisión en el mundo.

El estadio se tiñó de colores, del violeta al rojo, del naranja al celeste, de una pelota con todas las banderas al mapa sudafricano, a una vuvuzela de donde salieron caminos al Mundo, o con trece réplicas de elefantes consumiendo un mar entero formado por las cámaras sobre el piso.

Luces que simulaban aviones cruzando por el cielo nocturno y fuegos artificiales partiendo de un lado al otro del estadio.

Y mucha música, con Shakira y su Waka Waka acompañada por el grupo Freshlyground, Y Ladysmith Blanck Mambazo con su Siyabonga (Gracias) mientras 32 grupos de una decena de bailaries rendía homaneje a cada una de las delegaciones.

Fue una fiesta rápida, de 30 minutos, que tuvo como corolario la presentación de Nelson Mandela, a bordo de un carrito eléctrico, acompañado por su esposa.

Fue, tal como anunció Mark Steinhobel, el productor ejecutivo del VWV Consortium, a cargo de la elaboración de la fiesta de clausura, una ceremonia que no cayó en lo tradicional ni en lo autóctono, sino con un vestuario moderno, sin perder el sello sudafricano.

"La noche ayudó y por eso se pudo hacer en la clausura y no en la apertura, cuando la fiesta se hizo bajo el sol de la tarde", explicó.

Fue rápido y en diez minutos se desarmó lo que había tardado tres horas y el campo de juego quedó liberado para que el fútbol entregue a su nuevo campeón.

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