El hombre, que se llama Jerome y tiene 35 años, tenía el rostro totalmente desfigurado por una enfermedad conocida como Síndrome de Proteus o del Hombre Elefante y ahora puede volver a comer y hablar tras la cirugía, realizada a fines de junio.
Debido a esa patología congénita e incurable, en la calle las personas lo miraban como si fuera un extraterrestre. "Es la mirada de los otros lo que es difícil de soportar", había dicho en 2008.
Desde entonces la enfermedad, que entre otros males produce terribles deformaciones del rostro por un crecimiento excesivo de la piel y la formación de tumores, se siguió agravando. Ante todo tenía muy afectados los ojos, explicó Lantieri.
El paciente halló al fin una respuesta a su espera el 27 de junio pasado, cuando desde un hospital de una provincia informaron la muerte de un hombre que había dado su aprobación para una donación de órganos.
En una intervención quirúrgica que duró siete horas, Lantieri quitó al fallecido la cara y tomó un vuelo a París con el órgano enfriado, para dirigirse a la Clínica Universitaria Henri Mondor, cerca de la capital francesa, donde en una operación de 12 horas realizó el trasplante.
"Hay que estar verdaderamente loco para hacer algo así", dijo el médico en referencia a su maratón de cirugías, con sólo dos pausas de 45 minutos.
El especialista está orgulloso de que se haya realizado el primer trasplante completo de cara en Francia, pero no es algo de lo que quiera alardear.
Lantieri aludió así a los médicos españoles que anunciaron en abril el primer trasplante total de rostro, realizada a fines de marzo en Barcelona, el receptor mantuvo sus propios ojos, párpados y lengua.
El paciente francés espera iniciar una nueva vida, encontrar un trabajo y formar una familia. Cuando tras la operación se miró por primera vez en un espejo, levantó ambos pulgares en señal de aprobación al cambio fisonómico, relató su médico.
Aunque todavía existe un riesgo de infecciones o de un rechazo del órgano trasplantado, debido al aislamiento social anterior del paciente Lantieri considera que ese riesgo es manejable.
Isabelle Dinoire, también francesa, se convirtió en noviembre de 2005 en la primera persona del mundo en recibir un trasplante de cara. Desde entonces, cirujanos de todo el mundo han ido perfeccionando la técnica hasta intervenir a más de una decena de pacientes, reportó el diario español El Mundo.
Junto a Francia, sólo EEUU, China y España se han animado a realizar esta compleja cirugía.
En España se han practicado hasta ahora tres trasplantes de cara, en los hospitales públicos La Fe de Valencia, Virgen del Rocío de Sevilla y Vall d'Hebron de Barcelona.
Los tres casos habían sido previamente autorizados por la Comisión Nacional de Trasplantes, que debe evaluar y autorizar una por una las solicitudes que presenten las comunidades autónomas, y hasta ahora no se han presentado otras.
Hace unos meses, en una multitudinaria rueda de prensa, Rafael, el segundo paciente español que recibió una nueva cara (en el hospital sevillano), sólo tuvo palabras de agradecimiento para la familia del donante y el equipo de especialistas que lo operó.
