"Fue un ataque para robarle", insistió el funcionario.
Asimismo, la banda de Lomas, de los que solo quedan en Ciudad del Cabo los dos acompañantes, ya que el resto de los que integraban el grupo de Forlenza, otros cinco, viajaron rápido a Johannesburgo para intentar conseguir un pasaje de regreso lo más rápido posible.
Ya sin Argentina en competencia, miembros de otras barras, entre ellas la de Independiente, que quedó en el centro de la escena como supuesta involucrada, hizo el mismo intento, aunque pocos lograron cambiar el boleto para anticipar la vuelta, por el pago adicional de 200 dólares.
Pero algo saben las dos partes, y es que en Sudáfrica no pueden hacer nada raro ni tomar represalias. Significaría quedar encerrados en un proceso judicial con amplias posibilidades de caer en prisiones locales, y bajo leyes propias, lejos de sus familiares.
Nadie piensa mover un dedo aquí, y el silencio selló otra vez un expediente judicial que envuelve a las barras bravas de la Argentina, como suele ocurrir en tierra propia, pero con argumentos más que pesados para seguir en la misma línea.
"Ya declararon los dos testigos que están aquí y seguramente las autoridades judiciales ahora empezarán a buscar más testimonios que aporten a la causa", estimó el cónsul, una tarea que los jueces y fiscales argentinos ya saben que es rayana a lo imposible.