Según se informó en el-litoral.com.ar, ayer, al conmemorarse el primer mes de su trágica muerte, familiares, amigos y colegas, realizaron una ceremonia religiosa de la que participó un reducido grupo de personas. Tras 30 días de su ausencia física, la madre de la víctima de nombre Mónica le dedicó un conmovedor escrito que fue publicado en los medios gráficos y que en uno de sus párrafos dice: “Hijo de mi alma, tengo el corazón destrozado, porque salvaste tantas vidas y no pudiste salvar la tuya”.
Tres minutos después de la medianoche de aquel 28 de abril, Claudio Urbina fue asesinado luego de ingresar a su vivienda ubicada por calle Nuestras Malvinas al 1200 de la localidad de Boulogne, en el partido de San Isidro. Antes de bajar de su automóvil recibió un disparo de un fusil FAL que impactó en la espalda. Después del ataque los autores del hecho se dieron a la fuga en un auto.
Tras conocerse el hecho surgieron un sin-número de hipótesis, en las primeras 24 horas el país y la provincia hablaban no sólo del asesinato sino que se trató de un crimen por encargo, siendo el principal sospechoso un mexicano, quien hasta entonces era la pareja de su ex mujer, Gladys Polich.
En horas de la noche de ese día arribó al país David Galicia Caracas, el mexicano sindicado como autor intelectual del crimen y se asentó en la embajada. Desde que pisó suelo argentino se desligó de todas acusaciones y a pesar de que a un mes del crimen sigue radicado en el país sostiene ser “totalmente inocente”.
Una de las hipótesis indicaba que la primera esposa del neurocirujano abandonó México por supuestos maltratos que recibía de parte de Caracas y fue Urbina quien le facilitó el regreso al país, acción que había molestado al mexicano. Con el correr de las semanas, esa y otras hipótesis como la de un crimen pasional, se desvanecieron y la causa quedó paralizado.
Los medios nacionales ya no siguen tan de cerca el caso y la lentitud con la que se desarrollan las investigaciones habrían posibilitado a los supuestos sicarios escapar sin dejar rastros.
El hecho tiene solamente tres testigos, sin pistas reales: el supuesto principal sospechoso radicado en el país hasta tanto se confirme su inocencia y dos familias, la de origen y la que formó con Marcela Agustini -su segunda pareja- en Buenos Aires, tratando de superar el difícil momento que atraviesan.
“Solamente esperamos que se haga justicia”, indicó uno de los familiares de la víctima. (El Litoral)
