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Perretta dice que aun siente "el olor a pis" de su cautiverio

Perretta dice que aun siente
Ariel Perretta, el joven que en 2008 estuvo 16 días secuestrado, dijo hoy que todavía siente "el olor a pis" de la frazada y colchón que le dieron sus captores durante su cautiverio, al declarar en el juicio oral por su caso y el de Hernán Iannone, cometido en 2006.
La víctima afirmó ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 4 de San Martín, que juzga a ocho imputados por ambos secuestros, que vivió "una pesadilla" y, entre lágrimas, expresó: "No podía creer que una persona como yo estuviera en ese lugar".

Vestido con jeans, remera gris de manga larga y zapatillas blancas, Perreta relató cómo fue capturado la mañana del 16 de abril de 2008, cuando tenía 24 años y llegaba en su Peugeot 206 a la fábrica de su padre, en la localidad bonaerense de San Justo.

"Cinco o seis personas con autos me cruzan y choco. Mi auto queda ahí con las llaves, me suben en el asiento de atrás y me piden que me comunique con mi papá", contó el muchacho a pedido del juez Alejandro De Korvez, quien integra el tribunal junto con sus colegas María Lucía Cassaían y Elvio Osores Soler.

Perreta recordó que poco después el auto paró y lo pasaron al baúl con uno de los captores, quien le robó la billetera y le preguntó: "¿Cuánta plata tiene tu papá, cuántas fábricas? ".

Al mencionar el momento del encierro, el joven empezó a llorar y el fiscal Carlos Cassani pidió suspender la declaración, pero la propia víctima casi le rogó a los jueces: "Esto me lo quiero sacar de encima porque fue una pesadilla".

Cuando retomó su relato, Perreta dijo que al llegar a una casa lo hicieron entrar mirando para abajo por un pasillo: "Me ponen contra una pared, me abren la piernas, después traen una cama y un colchón, me ponen una máscara y me encadenan".

En medio de las lágrimas dijo que hacía sus necesidades en "un balde de helado", que la cadena que le pusieron en la muñeca era tan corta que no podía estirar el brazo para dormir y que le daban el desayuno, dos comidas y una pastilla a la noche.

Antes de la declaración, el tribunal ordenó que todos los imputados salieran de la sala, pero como Perretta dijo que no tenía problema en que estuvieran presentes, volvieron el presunto líder de la banda, Miguel Angel Antonini, y Gabriela Ruiz, quien se supone preparaba la comida para la víctima.

Cristian "El Rengo Tarita" Maldonado, Matías Hereñú, Osvaldo Pérez, Gustavo Sayago y el confeso cuidador de la víctima, Julio Rosales González, alias "El Uruguayo", escucharon el audio de la declaración en una sala contigua.

En su testimonio, Perretta dijo que con el correr de los días, cada vez se ponía más nervioso y que un día se sentía tan mal que le pidió a su cuidador que le diera más medicación.

"Al otro día me levanté hecho pis porque no tenía fuerza en las piernas para pararme hasta el tacho", recordó llorando, en el momento más trágico de su relato, que se extendió durante una hora y media.

Perreta remarcó que durante su cautiverio siempre estuvo con un hombre del que no aportó muchos datos porque dijo que después de tenerlo la primera noche con una capucha, ese elemento pasó a ser usado por su "cuidador" para no ser identificado.

Dijo que el hombre era quien le llevaba la comida "siempre caliente", que le daban milanesas, fideos o guiso, y que ambos tenían una relación de "respeto" y cuando en una ocasión le dijo que lo iban a cambiar él le pidió que no porque tenían una "relación fuerte".

"No quería que me cuidara otro. Teníamos un vínculo de charla para pasar el momento. Trataba de hablar para tantear la situación, para ver si me iba a liberar o no. Yo no sabía si me iban a largar y pegar un tiro", recordó.

Agregó que el cuidador le dijo que para él eso era "un trabajo", que su secuestro era el último "para dar un salto y dejar todo" y que le dijo que su entregador había sido Juan Bogado, quien aún sigue siendo el custodio de la fábrica de filtros de su papá.

Consultado varias veces acerca de qué recordaba sobre el lugar donde estuvo, el joven dijo que "estaba siempre prendida la radio 105.5 (en la que escuchó cuatro veces noticias sobre su secuestro) y se sentía a unos nenes que jugaban a la pelota cerca".

"El olor a pis del colchón y la frazada todavía los siento", afirmó sollozando y luego reconoció sobre una mesa esos elementos, la cadena a la que estuvo atado y un vaso.

Perreta también recordó el día que le hicieron hacer la prueba de vida para su padre, la cual consistió en leer del diario una noticia sobre River y mandar un casete con su voz, pero cuando le exhibieron un ejemplar de Clarín no encontró esa parte.

Finalmente habló muy conmovido sobre el día de la liberación: "Estaba acostado, ya no tenía noción del tiempo, escuché que decían 'Ariel' y ahi ví que era un policía, que fue el que me sacó la cadena".

Agregó que poco después llegaron al lugar el gobernador Daniel Scioli y su ministro de Seguridad, Carlos Stornelli.

Poco antes, una mujer había llamado al 911 y había dado la dirección de la casa donde estaba el joven por el que llegaron a pedir 3.000.000 de dólares, que se hallaba encadenado a una pared. (Télam).

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