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Condenan a un supermercado por maltrato y sobrecargada de trabajo

La Cámara Laboral condenó a una cadena de supermercados a indemnizar por "despido indirecto" a una cajera que padeció graves problemas físicos y psíquicos a raíz de la sobrecarga de trabajo producida por el desplazamiento de varios colegas, en el marco de una megafusión de comercios de ese rubro.
La Sala Quinta de la Cámara le dio la razón a la empleada, quien manifestó que "a partir del año 2004 en que se produjo la absorción de Cencosud S.A. por Jumbo Retail Argentina S.A. (fusión Jumbo-Disco) se convulsionó el ambiente de trabajo ya que corrían rumores de despido".

"La reducción de personal hizo que los empleados que no fueron despedidos -entre ellos la actora- absorbieran el trabajo de los empleados faltantes, con el agravante de que se produjeron cambios significativos y perjudiciales en las condiciones laborales en severo perjuicio de los trabajadores, sobre todo de quienes se desempeñaban en la línea de caja", denunció la empleada y admitió el tribunal.

El trato y las condiciones laborales de la cajera (cuya identidad esta agencia mantendrá en reserva) se resumía en que "prácticamente no podían dejar las cajas durante toda la jornada, tenían constantes problemas para ir al baño ya que no se les daba permiso y lo mismo ocurría con los 15 minutos diarios de merienda".

Ante el caso omiso de los reclamos, tanto por parte de la cadena de supermercados cuanto de la ART, "la situación de la actora se fue agravando y en el mes de febrero de 2006 comenzó a pedir reiteradamente el cambio del lugar de trabajo, lo que le fue negado continuamente".

Finalmente, junto con dos compañeras, denunció la situación ante la Superintendencia de Riesgos de Trabajo, que inició una investigación sobre lo que estaba ocurriendo, lo que "molestó a la demandada, quien aumentó el trato persecutorio... Tal actitud no tardó en dar sus frutos: dos empleadas acordaron retiros voluntarios con la empresa y la tercera debió considerarse despedida dos meses después".

"La intimaban y apercibían constantemente a un punto tal que el daño derivó en un desequilibrio emocional que llegó a su punto máximo el domingo 25 de marzo de 2007 cuando en medio de sus tareas comenzaron a temblarle las piernas, no podía respirar, sentía ganas incontenibles de llorar, quería salir corriendo, no podía hablar, no quería que nadie la toque hasta que finalmente de desmayó", describe el fallo.

"Despertó en la guardia del Hospital Fernández y al día siguiente debió comenzar un tratamiento psiquiátrico en el SESAM, que aún no ha culminado", añade.

Los jueces Oscar Zas y María García Margalejo consideraron que "es obvio destacar el evidente menoscabo que tal conducta empresaria produjo en la esfera extrapatrimonial de la actora al afectar seriamente su dignidad" y en consecuencia condenaron a la empresa a pagarle la indemnización por despido injustificado.

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