La Sala I de la Cámara, con las firmas de los jueces Julio Vilela y Graciela González, revocó el fallo y sostuvo que “la decisión adoptada por la empresa (de seguridad privada Securus S.A.) al no consentir tal incumplimiento resultó legítima y justificada”.
Según documentación a la que tuvo acceso DyN, el 8 de abril de 2005 el vigilador “fue hallado en el centro comercial del Barrio Santa María de Tigre, en condiciones deplorables, dado que se encontraba caído y en un profundo estado de sopor producido por la aparente ingesta de bebidas alcohólicas”.
El telegrama de despido consignó que “no estaba en condiciones físicas y psíquicas de tomar servicio” pues “se encontraba en tan lastimoso estado en las puertas del barrio en donde presta funciones, situación que pudo haber sido observada por las personas a quienes debe custodiar, lo que agrava, aún más, el alcance de su incumplimiento”.
“Ello puede tener repercusiones sobre la economía y la imagen de la empresa más allá del peligro con su desaprensiva conducta, pudo haber colocado a las personas que confían en nuestro servicio y a sus propios compañeros de trabajo”, sostuvo la empresa de seguridad privada al despedirlo.
Los jueces tomaron en cuenta, además, que el vigilador despedido “contaba con 23 meses de antigüedad, y en el mes de febrero de 2005 había sido sancionado con una suspensión de cinco días porque se encontraba dormido en su puesto de trabajo, falta que también resulta muy grave, teniendo en cuenta la tarea que debía cumplir”.
