Carlos Sandoval y Elías Rayes llegaron a contar 40 ballenas y detectaron que algunas de ellas acababan de perder la vida pocas horas antes de ser descubiertas. Las ballenas vararon en el saco de la Caleta Malaspina, donde había ejemplares de entre 2 y 7 metros.
La ballena piloto, o calderones, son delfínidos de gran tamaño, de 3 a 7 metros, que se caracterizan por su frente abombada. El calderón común es muy gregario, formando grandes grupos con delfines y otros cetáceos. Tiene una gran capacidad de aprendizaje: sabe distinguir gestos y sonidos vocales y responder con gran variedad de sonidos. Estas especies a menudo ponen en riesgo su propia supervivencia para permanecer con su manada. Si una ballena queda varada las demás la siguen para estar con esa ballena y acaba toda la manada varada. No abandonan a otras que están en apuros, aunque eso signifique para ellas la muerte.
Según está previsto, especialistas del CENPAT visitarán hoy el lugar para investigar el fenómeno. En la misma zona, a unos 20 kilómetros del sitio donde se encuentra actualmente la hostería Bustamante, hubo otro varamiento de esta misma especie. Fue en 1991 y en esa oportunidad murieron unas 200 ballenas piloto.
El sector costero de Bahía Bustamante y la Caleta Malaspina conforman una de las mayores reservas de aves y fauna en general de toda la Patagonia.
La Caleta Malaspina alberga 10 islas y una inmensa población de lobos marinos, pingüinos y la gran mayoría de las especies de aves marinas de la Argentina. Esta zona costera ha sido recientemente declarada Parque Nacional Marino Costero. Aquí esta ubicado el único pueblo Alguero del país, Bahía Bustamante. Hoy su infraestructura esta también dedicada al turismo de naturaleza y aventura, siendo un verdadero paraíso para los amantes de las aves y la fauna argentina. Ana Tronfi
