Luego de un primer tiempo equilibrado, que finalizó empatado en uno por los goles del paraguayo Julio César Cáceres y Agustín Pelletieri, y algo más de 30 minutos tediosos de la segunda mitad, apareció la cabeza de Palermo para torcer el destino de un encuentro con escasas aristas de interés, sin figuras de relieve y que parecía encaminarse al empate.
Comenzó manejando mejor la pelota Lanús, con Pelletieri y Matías Fritzler bien parados en el centro del terreno, aunque la única fórmula que encontró el granate para llegar fueron los remates desde fuera del área con mala puntería.
A Boca le costaba encontrar la pelota. Sin embargo, en una de las primeras ocasiones en las que llegó, pudo abrir el marcador. Fue a los 16 minutos, después de un córner, cuando Cáceres encontró la pelota en el área y remató, hubo un rebote y el balón le volvió al guaraní, que sacó un violento zurdazo para vencer a Mauricio Caranta.
La ventaja duro muy poco porque siete minutos más tarde, luego de que Roberto Abondanzieri salvara milagrosamente un cabezazo de Eduardo Salvio, llegó el tiro de esquina desde la derecha y Pelletieri, también de cabeza, estableció el empate.
Después, Lanús perdió el orden y Boca logró jugar en campo rival durante un tiempo considerable. Pero como ni Federico Insúa ni Guillermo Marino le dieron claridad al juego, lo más destacado fue forjar una serie de tiros de esquina, ocho en total en la primera parte.
Hubo un zurdazo de Insúa levemente desviado a los 34 y dos remates de Salvio, a los 39, y Sebastián Blanco, a los 43, también sin la dirección adecuada. La primera media hora de la parte final fue de lo peor que pudiera esperarse porque ni uno ni otro le dieron prolijidad al juego, se perdieron en imprecisiones y comenzaron a caer en la fricción permanente.
Dentro de ese panorama Lanús apareció más ambicioso, más vigoroso y se mantuvo en las cercanías de área rival, aunque la única acción de riesgo cierto para el arco visitante fue una corrida de Santiago Salcedo por izquierda, a los 8 minutos, que el paraguayo terminó con un zurdazo defectuoso.
Boca se aproximó al área rival por primera vez a los 32 minutos con un tiro de esquina de Pablo Mouche que Palermo cabeceó a las manos de Caranta.
Dos minutos más tarde se repitió la escena, pero esta vez el cabezazo de Palermo se desvió apenas en un defensor rival y fue a meterse junto al ángulo derecho de Caranta.
En el tramo final Lanús trató de arrimarse a los empujones al área de Boca, que por su parte intentó retener el balón sin demasiada seguridad ni pericia, pero sí con la suficiente como para quedarse con tres puntos fundamentales.
