La medida fue dictada por el Ministerio tras ocho días de duro conflicto durante los cuáles los trabajadores paralizaron la producción y cortaron en varias oportunidades la autopista Panamericana, a la altura del kilómetro 35, en el Partido de Tigre, donde en una ocasión se produjeron forcejeos con fuerzas de seguridad. El conflicto surgió, según fuentes gremiales, debido a un plan de arreglos voluntarios, que en algunos casos habrían sido compulsivos, según las mismas fuentes, alegando una caída en las ventas. La posición de los trabajadores fue respaldada por el sindicato del sector (STIA) y la CCC.
Previamente, la cartera que conduce Carlos Tomada había dictado la conciliación, pero la medida, según el titular del gremio, Rodolfo Daer, se negó a acatarla.
La empresa, por su parte, dijo que "la planta no pudo ponerse en marcha debido a la actitud intimidatoria y violenta ejercida por algunos de los desvinculados" y repudió lo que consideró como "violenta toma del edificio de administración de Kraft Foods Argentina en la planta ubicada en la localidad de General Pacheco".
Delegados gremiales denunciaron que la compañía tiene "un plan de reducción de la planta laboral a un solo turno en General Pacheco" y estimaron que si se cumpliera ese supuesto programa, "se pasaría de los actuales 2.600 empleados a 800".
