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Vecinos de la Villa 31 provocan incidentes tras un confuso hecho con un prefecto

Vecinos de la Villa 31, en la zona porteña de Retiro, provocaban esta tarde graves incidentes para protestar por un confuso hecho protagonizado por un prefecto que mató a una chica de ese poblado e hirió a otra.
Un suboficial de la Prefectura Naval Argentina (PNA) mató a balazos a una joven de 17 años que quiso robarle con un palo atado a un caño que simulaba ser un arma e hirió a otra de 21 embarazada, a metros de la villa 31 del barrio porteño de Retiro, informaron fuentes policiales.

A raíz del hecho, decenas de vecinos del asentamiento se enfrentaron durante horas a efectivos de la Prefectura, quienes debieron colocar un doble vallado con apoyo de la Infantería para defenderse del ataque con piedras y palos.

Como consecuencia de los disturbios, dos uniformados resultaron heridos y cuatro manifestantes detenidos y luego liberados por orden del juez federal porteño Norberto Oyarbide, informó el secretario general de la PNA, prefecto general Juan Alfredo Rempel.

El hecho se produjo anoche a las 23, en la avenida Ramón Castillo y el Correo Viejo, a la salida de la autopista Illia, frente a la entrada de la Dársena E del puerto, en Retiro.

Allí, un suboficial de 38 años, de apellido Luques, que trabaja en la Prefectura de Puerto Madero y se retiraba a su casa a bordo de su auto Fiat Palio, paró en un semáforo.

Según lo que declaró el prefecto a la policía, dos chicas se aproximaron al auto con fines de robo, una de cada lado de las ventanillas, y lo amenazaron con lo que en un principio la víctima pensó que eran armas de fuego.

El suboficial sacó su arma reglamentaria, disparó y ambas jóvenes fueron heridas, Mabel Guerra (17) a balazos y Marisol Lobos (21) con un roce o una esquirla en su ojo izquierdo.

Las víctimas se encontraban junto a dos amigos, Gabriel y Verónica, quienes contaron a Télam que las dos chicas baleadas fueron primero auxiliadas por un vecino que las trasladó en su camioneta varias cuadras, pero el vehículo se rompió y entonces las cargaron en un patrullero.

Según las fuentes, Mabel llegó muerta al Hospital Fernández, mientras que Marisol permanecía esta tarde internada en terapia intensiva, debido a una lesión de una esquirla en un ojo.

La hermana de la herida, Carmen Lobos, que estuvo detenida por los disturbios, aseguró esta tarde a Télam que la chica, madre de dos niños, perdió el embarazo a raíz de las lesiones.

Tanto Carmen, como las dos amigas de las chicas aseguraron que ellas nunca quisieron asaltar al prefecto, que no llevaban armas y no robaron nada.

En tanto, los policías de la comisaría 46ta. que investiga el hecho inspeccionaron la escena de los hechos y encontraron tirados lo que el suboficial pensó que eran las armas de las jóvenes.

"Eran réplicas muy caseras de armas. Están confeccionadas con un pedazo de madera y un caño pintado de negro que aparentaban ser pistolas", detalló a Télam un jefe policial.

Tras el hecho, el suboficial quedó detenido a disposición del juzgado de instrucción 14, a cargo de la jueza Fabiana Emma Palmaghini, quien lo indagará mañana por el "homicidio" de Guerra y el ataque a Lobos, que podría encuadrarse en una "tentativa de homicidio o lesiones graves", dijeron fuentes judiciales.

Ante esta situación, Luques fue separado preventivamente de la fuerza, mientras se investiga su conducta, precisó el prefecto general Rempel, en declaraciones a Radio Mitre.

Además, los investigadores secuestraron el arma reglamentaria del apresado, una pistola calibre 9 milímetros, como así también los dos palos con caños que, según la versión del prefecto, utilizaron las chicas para amedrentarlo.

Fuentes policiales indicaron a Télam que las dos chicas tienen antecedentes por drogas y una de ellas por portación de arma, aunque sus amigas lo negaron.

"No estaban haciendo nada. El auto pasó y empezaron los tiros. Es un loco, un caso de gatillo fácil", sostuvo Carmen.

Carmen fue detenida poco después del mediodía junto a otras tres mujeres cuando fueron a reclamar por "Justicia" y se enfrentaron con los prefectos.

Durante esos primeros incidentes, los manifestantes quemaron un puesto de la fuerza del que se llevaron varios uniformes.

Los prefectos y policías los dispersaron hasta el otro lado de la avenida Castillo, frente a la entrada a la villa, aunque las detenciones de los cuatro manifestantes provocaron una nueva reacción de los vecinos.

La mayoría de los que atacaron a los efectivos eran adolescentes con piedras que sacaban del asfalto, palos de madera que arrojaban prendidos fuego y botellas de vidrio.

Estos jóvenes reclamaban la liberación de los detenidos y atacaron las vallas cada 15 minutos, al tiempo que incendiaron los uniformes robados y algunos se apoderaron de los escudos de la Infantería.

Cerca de las 17, liberaron a los cuatro manifestantes y los manifestantes se calmaron y dejaron de atacar a los efectivos que permanecieron hasta la noche en el lugar, al igual que decenas de vecinos.(Telam)

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