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Una multitud de devotos pidió pan, trabajo y justicia en el santuario de San Cayetano

Una multitud de devotos pasó hoy por el santuario de San Cayetano para pedir pan, trabajo y justicia, en la tradicional expresión de fe popular al santo de la providencia en el templo del barrio porteño de Liniers.
"Los peregrinos le rezan al santo porque les dio trabajo o los ayudó. Pero lo lindo es que rezan por todos y piden por un país más justo y solidario, pero sobre todo para que no falte comida", dijo a DyN el párroco del templo, Gerardo Castellano.

Los devotos debieron realizar dos largas pero ordenadas filas para llegar hasta el santuario: una "lenta", que demanda hasta seis horas de espera, para tocar el vidrio que protege la imagen en el pasillo derecho del templo, y otra "rápida" para verlo desde lejos.

Dionisia Pérez, de Virrey del Pino, tiene 82 años y esperó sin quejarse su turno para ingresar.

"Nadie me apura. Estoy viejita, pero mi fe es joven. Gracias a San Cayetano pude aguantar tanto en esta vida", aseguró.

Numerosos fieles se agolpaban delante del vallado frente al altar, para participar de las misas o recibir bendiciones.

En tanto, vendedores ambulantes de encurtidos, velas y otros "recuerdos" del santo se hacían el día frente al santuario, mientras los peregrinos matizaban la espera con mate, caldo y pan que los 800 scouts y 1.200 voluntarios laicos. Por su parte, unos 200 sacerdotes reciben confesiones, bendicen objetos y reciben ropa o alimentos no perecederos para la Cáritas parroquial.

La expresión de fe popular, habitual termómetro de la desocupación, llevó por lema "Con San Cayetano buscamos justicia, pan y trabajo" y dejó entrever este año la preocupación de los devotos por el aumento de precios y la inflación, pero también la fe y "confianza" que dicen tenerle al santo.

"San Cayetano no falla. Me quedé sin trabajo, le pedí y el me respondió, por eso cumplo mi promesa de venir a agradecerle", dijo a DyN Griselda Arnez, una mujer paraguaya que reconoció que al llegar al país "desconocía" esta devoción.

En tanto, Máximo Serrano, de Hurlingham, explicó a esta agencia que "sólo pude traer fideos y azúcar" para colaborar con el santuario.

El párroco del templo destacó que los pobres son los más solidarios.

"Se notan menos ofrendas de alimentos y ropa, pero si no la traen en porque no tienen", justificó Castellano.

El sacerdote porteño evitó hacer estimaciones sobre la cantidad de gente que pasará a lo largo de la jornada por el santuario, pero anticipó que este 7 de agosto "puede ser más largo", al pronosticar que muchos devotos también visitarán al santo durante el fin de semana.

La devoción a San Cayetano se repitió en medio centenar de parroquias del país dedicadas al santo de la providencia. En Bahía Blanca tuvo especiales características, ya que el arzobispo Guillermo Garlatti entronizó una reliquia perteneciente a San Cayetano.

Se trata de un fragmento del hábito que usó el santo de Thiénne, que desde hoy se expone en el interior de la "Capilla de la Resurrección".

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