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Un perito descarta que los disparos a Garrido hayan sido accidentales

Un perito descartó hoy en el juicio por el crimen del teniente Aldo Garrido, que los disparos que le dieron muerte al policía hayan sido accidentales o efectuados al piso, como declararon ayer en sus confesiones los imputados Ernesto Luque (29) y Débora Acuña (30).
Se trata del inspector Marcelino Cottier, jefe de la Policía Científica de San Isidro, quien actuó como coordinador en el procesamiento de la escena del crimen aquel 17 de febrero en el local Kevingston de Chacabuco 361 y es especialista en balística.

En una exposición muy clara y didáctica ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 5 de San Isidro, Cottier explicó, de acuerdo a los hallazgos científicos del lugar del hecho, cómo pudo haber sido la mecánica de la muerte de Garrido y su hipótesis contradice a la que dieron ayer los imputados.

En primer término, Cottier fue categórico al asegurar que era "poco probable" que del revólver calibre 32 largo que portaba Luque se hayan escapado dos disparos, como ayer dijo el imputado, porque "funciona en forma defectuosa".

El licenciado en criminalística explicó que el martillo (la parte del arma que golpea la bala para que sea detonada), no queda montado (trabado) por un defecto mecánico y que por ese motivo no se puede disparar ese revólver presionando la cola del disparador (gatillo para el común de la gente).

Cottier explicó entonces que para detonar ese revólver hay que tirar hacia atrás con el pulgar el martillo y soltarlo para que golpee la bala.
Además, el perito señaló que producto de esta misma falla mecánica, el tambor del revólver no gira automáticamente y por ende, para hacer dos disparos, como en este caso, el tirador tuvo que girar él mismo el tambor con su otra mano, algo que no es compatible con la versión de Luque sobre los disparos accidentales.

El mismo experto comentó que sí había indicios de un forcejeo porque "la puerta de uno de los vestidores del local estaba vencida hacia atrás, en sentido contrario al que abría, con lo que lo más probable es que haya soportado el peso de dos hombres luchando".

Cottier explicó que en Garrido se realizó una novedosa técnica para determinar si había disparado tomando un hisopado de su mano y procesando la muestra en un microscopio de barrida electrónica y así se determinó que tenía en la parte exterior de sus manos partículas de pólvora, antimonio y bario que hacían inferir que había estado en contacto cercano con un arma que se había disparado -a corta distancia-, pero que no la había detonado él.

Cottier también fue categórico al dar por probado que la pistola de aire comprimido que la imputada Acuña había llevado en la cartera y fue encontrada tirada en el lugar del hecho, fue utilizada para golpear a Garrido en la cabeza y que prueba de ello es "el goteo dinámico de sangre" que se encontró en la puerta de uno de los vestidores que no era compatible con un disparo.

El inspector también dejó en claro dos cosas sobre la pistola Browning 9 milímetros de Garrido, disparada por Acuña: que por más que el arma tuviera una bala en la recámara, hay que montar el martillo y quitarle el seguro para detonarla y que ninguno de los tres tiros efectuados por ella (se encontraron 3 vainas servidas) fue realizado hacia el suelo, como ayer dijo la imputada, porque hubieran dejado una marca en el piso del local que era de madera.

Cottier recordó que uno de los proyectiles encamisados 9 milímetros disparados por la pistola de garrido fue recuperado incrustado en un mostrador de ropa, luego de atravesar unas camperas que quedaron con pequeñas gotas de sangre.

Por la trayectoria de ese disparo que le ingresó por la espalda, se infiere que Garrido estaba de rodillas, pero aún no desplomado en piso cuando Acuña le disparó.

Luego, declaró la jefa del Cuerpo Médico de la Policía Científica de San Isidro, la legista Gloria Mónica Pellegrini, quien fue la que practicó la autopsia y aseguró que de los cuatro disparos que recibió Garrido, dos de calibre 32 y dos de 9 milímetros, el balazo mortal fue justamente el efectuado por su pistola que le ingresó por la espalda y le atravesó la aorta y el corazón. (Télam)

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