El 2 a 0 con el que terminaron los primeros cuarenta y cinco minutos quizá haya sido exagerado, pero premió al equipo que más buscó, al que fue superior y al que tuvo a un par de jugadores que hicieron una pequeña diferencia. Ese equipo fue Independiente.
Sólo los primeros diez minutos tuvieron algo de paridad y ambos equipos pudieron marcar. El palo izquierdo le dijo no a un cabezazo de Leonel Núñez, Daniel Islas contuvo un remate de Daniel Montenegro, y luego Fabián Assmann bloqueó con esfuerzo un disparo de Sebastián Rusculleda.
Pero después aparecieron con mayor influencia Leonel Ríos y Montenegro, el juego de Tigre se vino en picada y el partido comenzó a pertenecerle a Independiente.
E Independiente hizo sentir esa superioridad. El equipo dirigido por Américo Gallego utilizó el sector izquierdo de la defensa de Tigre, comenzó a quebrarlo, y a los 34 minutos marcó su primer gol. Darío Gandín aguantó una pelota, metió el pase para la entrada de Ríos, quien sacó un violento derechazo que se metió junto al ángulo derecho.
Tigre no tuvo tiempo para reaccionar. Cuatro minutos después, Ríos metió un pase para la entrada de Gandín, quien despachó un remate cruzado que superó el esfuerzo de Islas, y se metió dentro del arco.
El tercer gol, a los 9, centro de Núñez, que Montenegro empujó al fondo de la red, dejó en claro que nada había cambiado en el complemento. Independiente manejaba el trámite y dejaba que Tigre fuera devorado por su propia impotencia.
Es cierto que Tigre compartió un poco más la posesión de la pelota y que consiguió el descuento (a los 26, gracias a un zurdazo del 'Chino' Luna), pero eso le hizo poco daño a un Independiente que exhibía seguridad y tranquilidad en todas sus líneas. A los 28, Montenegro, tras una elegante maniobra, puso el 4-1 y le bajó la cortina a un partido en el cual Independiente jugó en un gran nivel por momento, sustentado por el fútbol que le imprimieron sus jugadores con mejor pie: Montenegro y Ríos.
